James Petras: "No creo que Morsi pueda sobrevivir al gran levantamiento popular en Egipto"

CX 36 Radio Centenario

Morsi recurrió al islamismo sectario y al Fondo Monetario Internacional, que exigió recortes económicos y sociales.
 Columna de James Petras del lunes 1º de julio, www.radio36.com.uy. Escuchar/descargar aquí:https://soundcloud.com/nachov3/entrevista-diego-martinez-con

Diego Martínez: Le propongo comenzar con los temas de la semana.
JP: Si, con Egipto podríamos empezar porque es uno de los acontecimientos que más impacta hoy día en los grandes títulos de los diarios.

DM: ¿Cómo está la situación allí? Han puesto plazos al presidente Mohamed Morsi, para renunciar.
JP: Hay cuatro temas que creo han perjudicado al gobierno, principalmente. El primero es el socio económico, que a pesar de ser musulmanes, islámicos, el gobierno ha tomado un camino neoliberal o trata de tomar un camino que acaba con las subvenciones, sin grandes proyectos para generar empleo y contrastar la pobreza que está creciendo.
Frente a los desafíos, Morsi recurrió al Fondo Monetario Internacional y el FMI exigían recortes económicos, sociales. El gobierno tenía temor de provocar a las bases, incluso sus propias bases, a los pobres islámicos, entonces no tomó ninguna posición, ni por el monetarismo del Fondo ni adoptando medidas que podrían mejorar la Economía egipcia con inversiones estatales y con algunos proyectos sociales para generar inversiones productivas. Entonces la situación económica se ha deteriorado, el sector externo, el turismo y los otros factores que influyen sobre la economía se han perjudicado.
El segundo problema es que el gobierno trata de tomar posiciones sectarias, poniendo énfasis sobre el Islam, sobre la regulación religiosa de la vida secular, con un gabinete ministerial monopólico islamita, concentrando el gobierno sólo en los creyentes de la política religiosa del gobierno. Eso ha creado gran división entre musulmanes y no musulmanes, y entre los musulmanes con orientación más secular y los más fanáticos. Eso también ha generado una oposición importante.
Tercero, entre la clase política, el verticalismo, el autoritarismo, el monopolio de puestos en el gobierno, el señor Morsi está imponiendo sus directivas contra cualquier otra rama del gobierno, lo que ha provocado otra oposición.
Finalmente, la posición en política exterior, la colaboración con Israel, el bloqueo a los palestinos en Gaza, el apoyo a los extremistas contra el gobierno sirio y la colaboración con el imperialismo en estas políticas, también ha creado otro frente de oposición.
Si multiplicamos estos cuatro sectores, podemos ver la acumulación de oposición socioeconómica, el crecimiento de la pobreza, y por otro lado la mano dura contra la oposición, el fomento del Islam y la colaboración con Israel. Son todos factores que influyen para justificar que –según decían ayer- 14 millones de personas salgan a la calle a manifestarse. No creo que Morsi pueda sobrevivir a este gran levantamiento popular.
Ahora, entre la oposición hay una mezcla, creo que la mayoría es gente progresista criticando las políticas que se han tomado, pero hay sectores de la dictadura de Hosni Mubarak que quieren revertir el proceso democrático, hay golpistas entre los militares que buscan aprovecharse de los conflictos y movilizaciones para intervenir e imponer otra vez la dictadura.
Por tanto, es una situación donde el resultado aún es una incógnita. Si cae Morsi, ¿quién va a reemplazarlo? ¿Otra vez una coalición cívica-militar? ¿Un gobierno democrático secular? ¿Una mezcla de izquierda y derecha? Es difícil adivinarlo.
Lo que está unificando a los grupos es la oposición común a Morsi, pero después hay una dispersión en las perspectivas. Desde grupos sindicales socialistas a grupos de centro y centro derecha, e incluso grupos derechistas. La mayoría busca justicia social y democracia, pero entre los supuestos cabecillas, hay más posibilidades que el gobierno revierta a manos seculares y liberales.

DM: ¿Qué tanto hay de factores internos y qué tanto de posible participación de elementos externos en este levantamiento popular de Egipto?
JP: Es difícil averiguarlo. Por ejemplo Washington apoya a Morsi contra grupos de izquierda y contra los que quieren revertir el trato que da a Israel. Por otro lado, Washington es muy crítico de Morsi por no haber aplicado una política neoliberal. Mientras tanto, Morsi apoya a los terroristas en Siria, como promueve Washington.
Pero del mismo lado, Washington tiene amigos entre la oposición, sectores liberales, políticos tradicionales, etc. Creo que están jugando tres cartas, una el golpe militar, otra a seguir apoyando a los musulmanes y la tercera buscando pescar algún apoyo en la oposición.

DM: En ese escenario ¿qué papel cumplen los militares?
JP: Los militares hasta ahora no han defendido a Morsi pero tampoco prestaron apoyo a los manifestantes. Creo que los militares, en la cúpula, buscan debilitar cualquier gobierno civil para retener los privilegios y las empresas que controlan; y tal vez buscar una forma de influir en cualquier gobierno próximo. Es decir un tipo de gobierno cívico-militar.
Lo que es obvio es que todavía no se prestan para una represión masiva contra la oposición. Curiosamente no quieren perjudicarse en caso de que caiga Morsi, en alguna masacre como cómplices de Morsi. La posibilidad de una masacre sólo va a ocurrir si los militares intervienen y no pueden imponer el orden que buscan, y ese orden es una alianza militar-civil. Creo que si viniera un gobierno con tintes izquierdistas y antiimperialistas, es más posible que intervengan los militares para frenar ese proceso.
No hay que excluir varias posibilidades: una que caiga Morsi, surge un gobierno civil moderado y los militares lo aceptan. El otro escenario, es que se radicalice el proceso, caiga Morsi y los militares intervengan para bloquear una solución progresista.

DM: Si le parece pasamos al tema (Edward) Snowden.
JP: Si, es un tema muy importante porque Snowden en muchos lugares es un héroe, no sólo entre las masas populares por las revelaciones y el desprestigio en que ha caído (Barak) Obama en la actualidad; sino también por ayudar con sus revelaciones al proceso para parar el crecimiento del Estado policial. Por lo menos ahora sabemos más sobre el grado de avance de las fuerzas antidemocráticas aquí y en todo el mundo. Los supuestos aliados en Europa supieron ahora que están todos siendo controlados, sus teléfonos, faxes, correos electrónicos, etc.
Y ya ha habido quejas porque Estados Unidos aprovecha esa información para mejorar su condición negociadora, manipular, promover divisiones y también aprovechar información industrial para mejorar sus ventajas comerciales, perjudicando en ese sentido a la gran industria alemana, las posibilidades diplomáticas de Francia y poniendo en cuestión todo el diálogo y las negociaciones sobre el libre comercio.
Más allá de eso, el hecho de que Washington esté usando este espionaje para confrontar con Rusia y China, también tiene un impacto pues Washington no tiene ninguna autoridad moral para criticar el espionaje de Rusia, China o cualquier otro país. Hoy se sabe que Washington es el principal violador de esta confidencialidad, están muy desprestigiados, no tienen moral para ser jueces de la política de otro país.
Más allá de todo eso, creo que los espionajes, las revelaciones, ayudan aquí dentro de Estado Unidos para atacar el Estado policial, poner en cuestión los métodos antidemocráticos, la falta de cualquier debate y la complicidad de líderes políticos en el Congreso. Ahora hay alguna minoría, un 25% del Senado, que pide investigaciones.
La última vez que tuvimos investigaciones serias fue en los años '70, cuando la CIA estuvo involucrada en el golpe de Estado contra Salvador Allende, el Presidente democrático de Chile; y a partir de las audiencias y las revelaciones, el Congreso aprobó varias leyes limitando la capacidad de la CIA de matar e intervenir.
Pero eso era en los '70. Con el paso de los años vuelve con fuerza, con mucha más fuerza, particularmente en los últimos diez años ha crecido como un monstruo este Estado policial que tenemos ahora. Tal vez, estas revelaciones nos ayuden a contrastar o por lo menos limitar esas violaciones.
El caso Snowden es clave, porque Washington busca de cualquier forma silenciarlo, con un asesinato, una extradición donde van a fabricar un juicio controlado por ellos para encarcelarlo por siempre o aplicarle la pena de muerte. De una manera o de otra buscan silenciarlo.

DM: ¿Qué importancia tiene lo revelado para el relacionamiento de Estados Unidos con la OTAN, con Europa?
JP: Como mencionaba está perjudicando de alguna forma, porque molesta que tienes un aliado que te está espiando y que hoy sabe qué posición tiene cada presidente, qué país puede ser más débil y manipularlo; que armas puedes comprar y vender y a qué precio; la forma de tratar la política de la OTAN en relación con nuevas guerras; qué país puedes influir y utilizar contra otros para dividir y conquistar; etc. Entonces, los aliados están molestos.
Ahora bien, Alemania colabora mucho con Estados Unidos en el espionaje desde la Guerra Fría, pero tiene sus grandes empresas industriales que también han sido sometidas a este espionaje y pueden perjudicar sus mercados y su competencia. Entonces, (la canciller alemana Angela) Merkel tiene su posición crítica pero no de confrontación, denuncia y reclaman que termine el espionaje.
En cambio en Francia, (el presidente François) Hollande está bajo mucha más presión, porque Estados Unidos ha filtrado sus oficinas, embajadas, todo controlado y eso limita la posibilidad de comunicar y elaborar una política independiente. Sirve para la dominación. Francia por lo menos dice que quiere mantener su independencia y este tipo de espionaje es una forma de someterlos a la política externa de Estados Unidos y eso no es aceptable.

DM: Bien, nos venimos a Latinoamérica. ¿Cómo analiza la reacción de Ecuador manejando la posibilidad de cesar un acuerdo comercial que tenía con Estados Unidos, ante las amenazas de Washington?
JP: Es otra política de Washington de matón. No saben dialogar, discutir, tomar en cuenta la posición del otro, utilizan el garrote. Y siempre esta política tiene en parte su efecto, en gobierno débiles que pueden someterse por miedo. Pero el caso de (Rafael) Correa y la situación de Ecuador es diferente.
Ecuador ha diversificado sus lazos económicos, si pierde las exoneraciones con Estados Unidos, el costo es de 26 millones de dólares, lo que les es fácil compensar incentivando el comercio con China, con Asia, con Unasur y otros países.
Creo que Correa económicamente puede resistir esta amenaza de Washington. Ahora, más allá de eso, existe la CIA, el golpismo norteamericano, que pueden usarlo también y por eso Correa es más cauto, no quiere provocar que Estados Unidos lance todos los aparatos clandestinos contra su gobierno, porque es un gobierno democráticamente electo, pero hay muchos canales donde Estados Unidos puede manipular para desestabilizar su gobierno.
En todo caso, Correa muestra un gran coraje y resiste, poniendo sobre la mesa la posibilidad de dar asilo a Snowden, por lo que hay que saludarlo, felicitarlo y solidarizarse con su política.

DM: Si bien este domingo concluyó la Copa Confederaciones contra la cual se realizaron masivas manifestaciones ¿cuál es el estado de situación del gobierno brasileño?
JP: Su situación es muy débil frente a las masas porque está comprometido en una política de exportación primaria, donde no genera un dinamismo con el resto de la Economía. La soja, con el hierro, con el jugo de naranja, madera, vacas, eso no genera mucho impacto en la economía. Pero optaron por ese modelo, canalizan dinero a la infraestructura y procesos, fomentando estas exportaciones principalmente a China, que perjudica la industria. Hoy hay un proceso de desindustrialización en Brasil y eso ha generado otros efectos, porque se canalizan recursos para la construcción de autopistas y puertos para sacar las exportaciones, perjudicando el transporte en las grandes ciudades. Fomentando el agro donde no hay mucha población, perjudicando los pequeños y medianos productores, tampoco es efectivo.
Lo mismo pasa con todo el standard de vida, hospitales, escuelas, porque el sector exportador no necesita mano de obra educada y sana; tiene un mínimo de utilización, tiene una gran concentración de maquinaria. Entonces ¿para qué gastar dinero en Salud y Educación? Cuando podrían subvencionar las exportaciones de soja. Y ese modelo entonces no permite grandes transformaciones como exige la población.
Por esas razones, las grandes manifestaciones van a seguir. Las promesas de (la presidente brasileña Dilma) Rousseff no tienen mucha credibilidad en este momento.
Después de once años (de los gobiernos de Luis Inazio Da Silva) Lula y de Rousseff, la demagogia populista ya no tiene el mismo efecto; tampoco el deporte.Se dijo siempre que los brasileños son locos por el fútbol, pero demostraron que los problemas económicos y sociales concretos, impactan mucho más que la diversión y el deporte.
Y eso es importante, porque muchas veces pensábamos que el deporte era la gran distracción, que narcotizaba a la gente, pero eso es falso. La gente sufrió en silencio pero ahora muestra que bajo la fachada de conformidad, hay una gran resistencia.
Eso hay que tomarlo en cuenta, porque por muchos años las encuestas decían que “Lula tiene 80% de aprobación”. Pero en realidad la gente estaba a la espera. También mejoraron su consumo, a partir de un crédito barato y fácil, con la esperanza de que algo se puede mejorar a partir del gobierno, pero ya la paciencia se agotó.
Podríamos decir además, que considerar simplemente los aumentos monetarios como aumento de standard de vida es falso. El standard de vida tiene mucho más que ver con el tratamiento médico, la Educación, la capacitación, la posibilidad de avanzar más allá de la sobrevivencia. Y en este caso hay un deterioro del standard de vida, al gente tiene frijoles y arroz pero no es suficiente, tiene mejores aspiraciones en su vida. Considerar aumentos salariales como la única medida de standard de vida es falso.Se está deteriorando el transporte por ejemplo, uno demora cuatro horas para ir y venir del trabajo. Si uno va al hospital, tiene que esperar seis horas en la Emergencia para que le den un calmante.
Eso también perjudica la calidad de vida, la vida en su conjunto. Y va más allá de la situación de cobrar un salario mínimo mejor que antes.
Debemos anotar que el porcentaje del salario como componente del Producto Bruto Interno ha caído, es decir, las ganancias empresariales han superado todos los récords pasados. Wall Street ha cobrado intereses récords en los últimos diez años. Los capitales extranjeros se han multiplicado geométricamente en la Economía. ¿Qué progresismo hay en Brasil? Es una economía colonial exportadora de materias primas, penetrado por el gran capital y con el deterioro de la vida cotidiana. Eso no es progresismo, eso es un gobierno de derecha.

DM: Por último, Obama está en África.
JP: No ha hecho nada, no ha recibido aplausos en ninguna parte. Fue a África del Sur, habló con la familia de Nelson Mandela, visitó la cárcel donde estuvo preso Mandela, pero la recepción ha sido muy fría. Más allá de las cúpulas políticas ha habido manifestaciones, protestas, desenmascarando a Obama.
Incluso en África, la gente ya no está engañada con el pretexto que él es de origen africano. La gente mira las guerras, las intervenciones, el apoyo al sionismo, los prejuicios que ha mostrado contra los árabes.

DM: ¿Nos quedó algún tema del que quiera hablar?
JP: Sólo quiero mencionar el hecho de que el proceso de cambio aquí en Estados Unidos es muy lento. Políticamente el pueblo norteamericano está totalmente desorientado. Rechazan a Obama pero tiene miedo de la derecha. No hay una alternativa directa que pueda intervenir entre la gran brecha del pueblo democrático buscando justicia social y la paz, y la clase política en su integridad, que no ha mostrado ninguna iniciativa. Quedamos en un abismo entre el gobierno fracasado y desprestigiado y una oposición totalmente inaceptable. Ese el drama que vivimos aquí en Estados Unidos.