“El ejemplo del Alba latinoamericana, para poner en marcha la construcción de un área antiimperialista y anticapitalista en el Mediterráneo por un nuevo modelo de cooperación y desarrollo solidario y complementario”: Entrevista a Luciano Vasapollo

Davide Angelilli
CESTES [x]
En esta sustanciosa e intensa entrevista debatimos con el profesor Luciano Vasapollo[1] a cerca de la “Alianza Bolivariana Para los Pueblos de Nuestra América”: un proceso de integración regional entre países que están trabajando diversas vías para alcanzar el socialismo en América Latina. Cuando, en el 2004, los gobiernos de Cuba y Venezuela dan vida al ALBA identifican y relacionan los problemas del área con los modelos de desarrollo impuestos por el imperialismo, con la actividad económica de las grandes empresas multinacionales y transnacionales y en particular, con las reformas estructurales neoliberales implantadas durante los años del Consenso de Washington. Como veremos en la entrevista, la Alternativa Boivariana no solo rompe con los precedentes modelos de integración regional de corte keynesiano o neoliberal, sino que propone un modelo alternativo de relaciones económicas internacionales anticapitalistas, en las cuales la solidaridad reemplaza a la competitividad y cuyo fin último será promover la socialización de los modelos productivos. Actualmente, forman parte del proceso, a parte de Cuba y Venezuela, Bolivia, Nicaragua, Ecuador, San Vincente de las Granadinas, Antigua y Barbuda y Dominica.

Comenzaremos tratando aquellas que pueden considerarse las raíces históricas y políticas del ALBA. En el año 1989 el crujido por la caída del muro de Berlín, retumbó también en América Latina. Se pasó de un mundo bipolar a uno en el que USA funcionaba como única potencia mundial y la economía del mercado el único modelo a seguir. Muchos países del llamado Tercer Mundo, que se inspiraban en la Unión Soviética como modelo socialista en contraposición al capitalismo, fueron obigados a acogerse al sistema neoliberal, conocido entre todos como globalización. Durante estos años, el gobierno cubano consolida el camino socialista, convirtiéndose, a nivel internacional,  en ejemplo y punto de referencia del antiimperialismo y de la resistencia frente al modelo neoliberal. Dentro de la sociedad cubana, además, se abre un proceso planificatorio muy participativo para el perfeccionamiento, actualización y reforzamiento de aquello que podría definirse como socialismo posible. Es en este punto dónde una parcial apertura al mercado eludiando la aceptación de las leyes de ganancia –y por ende, sin renunciar al socialismo- se plantea como necesaria para garantizar la coherente sostenibilidad de la revolución cubana.
¿Puede esta fase de la transición cubana, y sobre todo el debate político que la sustenta, ser considerado el inicio del Socialismo del Siglo XXI, núcleo teórico de la Alianza Bolivariana?
L.V. Si queremos entender hasta el fondo de qué se trata la construcción del ALBA y del Socialismo del –yo más bien diría “por” o “en el”- Siglo XXI, antes de hablar de Cuba, deberíamos analizar la tradición cultural legada por parte de grandes intelectuales dirigentes revolucionarios como Bolívar y Jose Martí[2], de las rebeliones de los indios andinos y bolivianos contra el Imperio Español. Es aquí, en el ya lejano 1800, donde nace la idea de una gran integración latinoamericana como frente común contra el imperialismo de los Estados Unidos. Martí la llamó Nuestra América, hay quien la llamaba la Grande Patria, llegando a aquella que Che Guevara bautizó como la Mayúscula América. Existe además, una gran tradición de intelectuales, dirigentes socialistas y comunistas latinoamericanos, a los que pertenece por ejempo Mariátegui, que hizo del discurso de la independencia y de la autodeterminación el pilar y el sustento de un proceso de integración latinoamericana.
El ALBA, representa la “mezcla”, la unión de estas incandescencias que inflaman los proyectos antiimperialistas en el continente latino. Así llegamos a la revolución Cubana, que es la primera gran expresión de estas ardentías en el Siglo XXI. Nació, de hecho, como una revolución profundamente inspirada en el pensamiento de Jose Martí y fue, avanzando, asumiendo de manera progresiva el marxismo como guía para la construcción de una sociedad mejor, allternativa, libre, justa, entre iguales, en contraposición a la sociedad de la barbarie del capitalismo.

Es fundamental examinar las características de la crisis económica profunda que sumía a esta fase de la revolución cubana en el periodo inmediatamente sucesivo a la implosión del titán soviético. Si consideras, a parte de la razón que has expuesto tú, que se había pensado durante mucho tiempo con una mentalidad socialista eurocéntrica, y que hasta a día de hoy éste ha sido el enfoque de la izquierda europea, en ese sentido se pensó tambien entonces que el modelo soviético sería la única referencia posible para la superación del capitalismo. La revolución bolchevique, con todas sus contradicciones y dificultades, ha tenido sin lugar a dudas el gran mérito de demostrar al mundo que a través de la planificación socialista era posible una aternativa real a la economía del mercado capitalista. La URSS –es cierto- a lo largo de su historia ha cometido errores, y tal vez incluso horrores, en la gestión de su propio contexto. Errores definibles y evaluables únicamente en relación al periodo historico-político al que  hacen referencia, porque los procesos políticos en la historia de la humanidad son en ocasiones tan complejos que presentan también grandes contradicciones. Pero resultaría superfluo analizar la experiencia comunista rusa sin considerar que fue el bastión de la resistencia mundial a la barbarie del Nazismo y del Fascismo.
Además, no debemos olvidar que el socialismo es una fase de pasaje, de traspaso a una nueva sociedad, y en este sentido, el primer error de la Unión Soviética fue precisamente aquél de declarar que el proceso de transición se había ya culminado, en una fase en la que, sin duda, todavía no se daban las condiciones del “socialismo realizado”. Otro error cometido por parte de la URSS fue el de perseguir el capitalismo en aspectos relacionados con el desarrollo tecnológico militar y no para fines sociales. Sin embargo, permanece  todavía hoy en la herencia del experimento sovietico la fuerte contraposicion al modelo de explotación capitalista, una importante redistribución de la riqueza y una socialización de los medios de producción.
Con el fin de la experiencia socialista soviética, Cuba –que destinaba el 85% de su comercio internacional al CAME- se ve envuelta en una fase económica de profunda crisis conocida bajo el nombre de periodo especial; y es durante esta etapa donde su economía, previamente de alguna escasez, pasa a verse sumida en la  pobreza. No obstante a ello, la isla caribeña supo alzar una voz de resistencia contra el capitalismo agresivo, a la cual se le adherirán más tarde los otros países. Era una voz que clamaba, a su vez, por la construcción de un socialismo diverso, porque diversas iban siendo también las condiciones en las que urgentemente tenían que actuar.
Gracias a un importante proceso de modificaciones, de corrección de errores, de perfeccionamientos y de readaptación a las nuevas condiciones nacionales e internacionales, Cuba va avanzando en la actualización de un socialismo dinámico, listo para afrontar nuevos retos. Nuevos, porque se trataba de un socialismo orientado en un diferente contexto histórico, económico y político. De esta forma, la revolución cubana consiguió hacer frente a la crisis de la economía nacional y, al mismo tiempo, se convirtió en un faro para todos aquellos países que, en este periodo caracterizado por la más desaforada liberalización de los mercados, sufrían la rapacería del capital internacional.  Así pues, es muy posible, que no hubiera habido Alianza Bolivariana alguna si Cuba durante aquellos difíciles años no habría resistido.    
Pasemos a la historia del ALBA y a los primeros pasos dados por esta alianza política antiimperialista en el campo de la cooperación internacional. No se puede obviar del análisis ese intercambio de bienes y servicios (el llamado medicos por petróleo) entre Cuba y Venezuela, pero tampoco podemos referirnos a ello  como una sencilla transacción de trueque, como demasiado simplistamente viene a menudo etiquetada.

Central es la cuestión relativa a los precios de los bienes comerciados: el valor de los bienes transados no se identifica directamente con su cotización mercantil nacional o internacional, sino que en relación a esta, se le atribuye un precio preferencial que es considerado “justo”.
Tomando como punto de partida la cuestión del valor de las mercancías intercambiadas, ¿cuál diría usted que es la relación entre estos primeros pasos de la cooperación internacional en el ALBA y el pensamiento tercermundista de Amin? ¿Podríamos hacer referencia, en particular, a la teoría Delinking de Amín, según la cual el comercio internacional, con el objeto de favorecer el desarrollo de los países más atrasados, debería fundamentarse en una ley de valores de base nacional y relevancia popular, y no en la ley de valores del capitalismo mundial?  
L.V. Continuemos con aquello de lo que hablabamos antes, también con el fin de explicar los primeros pasos del ALBA y situémosla en la dimensión histórica del contexto en el cual asume pleno significado el proceso. Paralelamente a la resistencia de Cuba, en Venezuela la pobación se rebeló a un gobierno nominalmente no fascista, pero de corte socialdemócrata latinoamericana, estrictamente ligado a los intereses estadounidenses. Desde hace alguna decada  Rita Martufi[3] y yo, efectuamos largos viajes de carácter político y cultural a varios países de América Latina y nos encontrabamos precisamente en Caracas en el 1989, cuando la rabia del pueblo explota en una enorme protesta contro los planes de reforma neoliberal que habían depauperado el país. Una revuelta por el pan, por los alimentos de primera necesidad, pasada a la historia como “El Caracazo”. Precisamente en aquella ocasión irrumpió en la escena política la figura de un coronel: Hugo Chavez: un militar democrático y progresista que apelándose  al pensamiento y al ejemplo del patriota Simón Bolívar, se negó a disparar a los manifestantes, a su propio pueblo.
En el 1992 Chávez y su frente pretendieron llevar a cabo una rebelión civil millitar con el objetivo de instaurar un proceso democrático que evitase los dictados del imperialismo. El tentativo falló, dejándo como resultado a Chávez entre rejas, donde no obstante, terminó de profundizar sus estudios sobre movimientos y teorías revolucionarias y sobre el marxismo. Al mismo tiempo que junto, al que más adelante será el histórico Ministro de Planificación Económica de su gobierno Jorge Giordani, reanudará de manera más sistemática sus estudios sobre Gramsci.
Permíteme subrayar que el pensamiento de Gramsci está vivo en America Latina, mucho más que en Europa, dónde el comunista italiano ha estado a menudo maltratado por la mayoría de las organizaciones y de partidos tradicionales del movimiento obrero.
Recuperando el hilo de nuestro discurso, Chávez venció por primera vez las elecciones en el 1998. Con su victoria, dió inicio a un proceso democrático participativo, antiimperialista que al inicio no estaba fuertemente caracterizado por una orientacion político socialista, sino que más bien se centraba en la herencia del pensamiento Bolivariano y se fundamentaba en una importante redistribución de los ingresos petroleros. El hecho de haber aminorado beneficios a las multinacionales, le permitió ponerlas a disposición del desarrollo nacional equilibrado, socialmente sostenible, centrado en las inversiones de carácter social y ante todo, centrado en la lucha contra la pobreza y al anafabetismo.
Chávez comenzó, con los años, a mirar con cada vez mayor simpatía y afinidad al socialismo cubano; entre él y Fidel nació un importante vínculo de profunda amistad, de reciproco aprecio, de comunión de aspiraciones revolucionarias antiimperialistas y anticapitalistas, que llevaron en el 2004 al nacimiento de la Alternativa Bolivariana. La idea del ALBA era estrechamente chavista y centrada en un principio fundamental: el intercambio solidario y complementario de bienes, ajeno y en contra de las leyes de ganancia, y, por tanto, de la explotación. Es decir, se trata de un modelo de relaciones económicas que se rige, no en base a las leyes de ganancia del mercado internacional dictadas desde la teoria de las ventajas comparativas, sino que sobre la obtención del mayor bienestar posible para el pueblo. Decidieron hacer uso de la complementariedad y la solidaridad de las ventajas cooperativas, poniendo a disposición los puntos de fuerza de cada país y así, fomentando un desarrollo común e integrado, capaz de combatir contra cada injerencia imperialista.
 Obviamente, debemos tener en cuenta las condiciones objetivas en las que floreció el ALBA: Venezuela es un país de firme connotación extractiva que se administra, sobre todo, a raíz de las ganancias de la exportación petrolifera. Por otro lado, Cuba es un país de pocos recursos –excepto por las grandísimas cantidades de azucar, café y níquel- pero que durante los años de gobierno revolucionario socialista ha acrecentado un importantísimo valor en la formación de talento humano, especialmente, en el campo de la salud, de la educación, del deporte y de la investigación.

El intercambio solidario y complementario surgió de manera espontánea: Cuba  puso a disposición prestaciones de servicios y asistencia técnica para mejorar las desastrosas situaciones en la Sanidad y en la instrucción venezolana, consecuencia del colonialismo y de gobiernos a servicio del imperialismo de USA; Venezuela, por su parte, contrarrestó con petróleo a precios altamente preferenciales. Este primer experimento logró que Cuba pudiera salir de la dificultad del “periodo especial” y que la ONU, pocos años después, declarara Venezuela país libre de analfabetismo. En todos los barrios de Caracas los niños y niñas comenzaron, por primera vez, a acudir de manera estable a la escuela, y a su vez, empezaron a verse centros sanitarios permanentes de médicos cubanos que otorgaron asistencia a comunidades tradicionalmente excluidas.
Durante estos años, la Alternativa se transformó en Alianza Bolivariana para los pueblos de Nuestra America, gracias a la participación de otros países: primeramente por la Bolivia de Morales[4] –primer presidente indigena de la historia-, seguida por el Ecuador de Correa y de la Nicaragua sandinista de Daniel Ortega.
Así, llegamos a la cuestión a la que haces referencia directamente en tu pregunta: a efectos concretos e inmediatamente visibles en los grandes resultados sociales, el eje de la cooperación que se desarrolla en el esquema del ALBA se explicaría basicamente por la transición  de la teoría de ventajas comparativas, que guía el mercado capitalista internacional, a la de ventajas cooperativas que, al contrario, se basan en la complentariedad y solidaridad entre los pueblos.
Tienes razón cuando afirmas que con el fin de restar importancia a esta nueva teoría y práctica de la cooperación complementaria y del desarrollo compatible con lo socio-ambiental, la han a menudo etiquetado como un regreso al trueque. En realidad, es una fase fundamental, porque en un proceso de transición al socialismo –de esto es de lo que estamos hablando- se realiza en la práctica una inversión primordial, tras la cual un área ratifica un acuerdo con el que se crea un espacio de desarrollo compartido que convive con el propio mercado, pero no con la ley de la ganancia capitalista. Un socialismo diríamos con mercado, pero no de mercado. Una área en la cual lo importante, no es la ley de valores en los términos de relaciones capitalistas de explotación, sino que la consolidación de valores a través de una nueva modalidad de relaciones económicas entre estados orientada a la redistribución de la renta; a la creación de espacios fuera del mercado y de empresas de naturaleza social, que conviviendo incluso con la propiedad privada, gestan las bases con el objetivo de alcanzar un proceso de socializacion de los medios de producción.
Sobre la cuestión de los precios y de la analogía con el concepto de desconexión de Amin: yo creo que el ALBA no va etiquetada con formulas específicas, sobre todo, porque en ella conviven vías, caminos y procesos por venir, que son diferentes entre ellos, pero que comparten un mismo fin: el socialismo. Por darte un ejemplo, con el objetivo de elaborar un “modelo ALBA”, en cuanto área económica anticapitalista y caracterizada por  la planificación socialista, todavía antes que de Amin, podríamos hablar de el CAME. Donde, sin embargo, el ejemplo para los países que se le adherían era exclusivamente el modelo soviético. Al contrario, todos los que conocen un poco el proceso de transición socialista latinoamericano notan la sustancial diferencia que existe entre el socialismo de Cuba y, por ejemplo, la revolución ciudadana en Ecuador, el socialismo bolivariano de Venezuela o el socialismo comunitario en Bolivia. Por otro lado, cuando Samir Amin o Hosea Jaffe proponía el “Delinking”, lo hacían en un momento en el cual, excepto la URSS, no existían realidades políticas anticapitalistas. Urgía, por lo tanto, una desconexión con el objetivo de frenar los daños de la supuesta –según su análisis- extorsión del surplus por la clase obrera del norte a la clase obrera del sur; y había la necesidad de hacerlo a través de una disociación de la hacienda del mundo capitalista.

El ALBA, al contrario, es un proyecto estrechamento político, más incluso que económico: es una alianza para la transición al socialismo, que no se centra simplemente en el objetivo de un mercado alternativo más justo e igualitario, sino que ha como finalidad la construcción de un frente político antiimperialista y anticapitalista. Venezuela, presenta todavía hoy un vínculo con la economía norteamericana, y es justo subrayarlo porque resulta crucial tener presente que estamos hablando de un proceso de transformación en curso. En una fase de transición socialista, la nueva sociedad convive con leyes monetarias, mercantiles, la misma ley de valores… y por ende, con los paradigmas de mercado. Ésta debe poco a poco desprenderse en función de las relaciones de fuerza que se vienen determinando como consecuencia de la todavía vigente lucha de clases. Para entenderlo basta con leer “La crítica al programa de Gotha” de Marx, en el que, mejor que en cualquier otra obra, el filósofo alemán explica estos conceptos, trayectos, pasajes y etapas intermedias de los procesos reales de transformación.
El punto fundamental, sin embargo, es siempre la estrategia, el horizonte último en el cual se inspira y se orienta el accionar político y económico.
En la estructuración de la teoría de las ventajas cooperativas es central la complementariedad solidaria, ya individuada como factor crucial para la obtención del desarrollo por Prebisch en los años 60. La complementariedad por parte de la CEPAL, sin embargo, era promovida con el fin de un crecimiento de los mercados nacionales y no orientada, como en el ALBA, a un desarrollo equilibrado regional.
¿Podría decirse entonces, que el aspecto más revolucionario del ALBA en el debate teórico sobre la integración regional –y el que la diferencia de las dos grandes generaciones de regionalismo latinoamericano (la promovida por la CEPAL en los años 60 y la de corte neoliberal de los años 90)- sea representada por los otros principios que acompañan a la complementariedad? Me refiero, en concreto, al principio de la “no reciprocidad”[5], del “tratamiento diferencial solidario”[6] y del “comercio compensando[7]”.
L.V. Si, comparto y añado que no me maravilla el hecho de que el ALBA se aleje de la concepción “cepalina” de la integración regional. La filosofía de la CEPAL tenía una connotación keynesiana con matices intensamente desarrollistas y cuantitativos. El ALBA, al contrario, propone un modelo de desarrollo cualitativo y de producción alternativo; ciertamente, diferente al modelo soviético, pero no por ello no-definible como socialista.
Los criterios que tu has subrayado son fundamentales, porque todos juntos, formando la teoría de ventajas cooperativas o complementarias, representan la ruptura no solo con las experiencias antecedentes latinoamericanas, sino que también con una concepción capitalista de desarrollo. La “no reciprocidad” se presenta como un claro ejemplo: al determinar el intercambio entre países no se valora ya lo que pueda aportar el libre comercio a un único país, sino que ponen a disposición de un área económica solidaria, regida sobre principios comunes, los puntos de fuerza de la economía nacional, por encima de lo que se obtiene a cambio y en función de una redistribución de la riqueza social.
No podemos explicar el intercambio “médicos por petróleo” si no comprendemos las condiciones antes expuestas. Los médicos ofrecidos por Cuba valen mucho más que el petroléo con el que Venezuela contrarresta la asistencia técnica y social recibida, pero el intercambio no se fundamenta respetando los dictámenes del mercado capitalista. La grandeza, no económica, pero sí política y moral de los dos países ha sido decisiva a la hora de determinar la realización del intercambio. Si deberíamos basarnos en los parámetros cuantitativos capitalistas, formar un médico o un profesor cubano no sabemos a cuánto petróleo venezolano equivaldría –probablemente se llegaría a deducir que el intercambio es ventajoso para Cuba- pero, precisamente, no es la reciprocidad lo que se busca en las relaciones al interno del esquema bolivariano, sino que el arrasamiento de las desigualdades.
Para entender esto es necesario tener claro en la mente que el socialismo del siglo XXI en América Latina es la combinación entre la filosofia andina de los pueblos originarios del Buen Vivir y el marxismo, la cual se expresa cuidadosamente en los escritos de Álvaro García Linera- Vice presidente boliviano.
En este encuentro dialéctico, los parametros, incluso los cuantitativos, se encuentran y se modelan no de cara al bienestar, al vivir mejor con las desigualdades, sino que al Vivir Bien y a su concepción multidimensional y cualitativa del desarrollo. El resultado es un socialismo comunitario, en algún punto ancestral –que parte de las grandes tradiciones maya y aztecas-. Un socialismo fundado sobre la cooperación entre pueblos y sobre la solidaridad, pero no en términos caritativos[8], sino que en relaciones horizontales entre Estados orientadas a un desarrollo equilibrado.
El gran desafío sea, tal vez, orientar la cooperación internacional entre los países a la emancipación de las clases explotadas. En el ALBA es importante la participación de la comunidad organizada, pasando no sólo de una concepción “mercadocéntrica” a una “estadocéntrica”, sino que más bien asumiendo una visión “sociocéntrica”. La “garantía” de que los recursos puestos a disposición sean encauzadas al beneficio de las comunidades con una deuda social más alta podría ser dada, precisamente, de la inclusión y de la propia organización de estas.
La pregunta es: ¿cómo toma forma este pasaje en la esfera netamente económica del proceso?
L.V. Al inicio, en las aproximaciones a los diferentes sistemas de planificación socialista del ALBA, allí donde se esta aplicando concretamente, he encontrado, curiosamente, dificultades a la hora de llevar a cabo el análisis valutativo, ya sea en términos cualitativos que en los mismos resultados cuantitativos; porque los datos a menudo no respondían a las diferentes realidades economico-productivas, ni los esquemas teóricos a la implementecion factual práctica. En la teoría y en la praxis del socialismo, la planificación ha sido siempre considerada una actividad económica fuertemente centralizada. En el ALBA, y significativa y particularmente en Cuba –a día de hoy la mayor experiencia de socialismo posible y realizado- se ha puesto en marcha una experimentación de convivencia entre planificación centralizada y descentralizada.

¿Por qué este hecho se enlaza con tu reflexión sobre el rol de las comunidades? Bien… hay un plan central que establece los objetivos y los recursos a poner a disposición, la propia distribución de estas… pero después son las comunidades locales las que deben determinar cuales son las posibilidades concretas para el desarrollo local. Esto es crucial a la hora de maximizar la eficacia y la eficiencia de los recursos a disposición y es una novedad teórica y práctica en el socialismo. Un ejemplo son las Sedes Universitarias Municipales en Cuba, dónde la preparación académica ofrecida a los estudiantes debe ser dirigida a las potencialidades productivas del territorio. La estructuración económica productiva de Pinar del Rio, por ejemplo, es diferente a la de Santiago, por tanto también la formación de la profesionalidad debe ser diferente, porque está encaminada a maximizar la capacidad productiva. Esta es una novedad absoluta en la historia del socialismo.
Hemos hablado de la racionalidad social de la cooperación entre los países del ALBA. Para la construcción del Socialismo del –o cómo prefiere usted por o en el- siglo XXI, será naturalmente crucial la racionalidad social conjugada a la económica en el modelo productivo de las singulares economías nacionales. Analizando la Alianza Bolivariana podemos entrar en la esfera productiva tratando la cuestión de las empresas “Grannacionales”[9]. ¿Cuál es el estado real de avance en esta nueva empresa “multiestatal”?
L.V. Las empresas Grannacionales, son un proyecto importantísimo, pero todavía en construcción. Queda aún mucho trabajo por delante, al igual que en el plano de la diversificación productiva, en la construcción de los distritos socialistas y en la experimentación de otras empresas de naturaleza pública y social –sobre todo en estructura cooperativa-.
Es cierto, que el hecho de convivir con la economía de mercado, en esta que será una larga fase de transición, conlleva unas ventajes pero, a su vez, una serie de dificultades. Pongamos un ejemplo al respecto: durante la transición, obviamente, continúa y a menudo, se exacerba el conflicto de clases; en la actualidad la revolución bolivariana está bajo ataque imperialista, con motivo de la guerra económica y especulativa que ha desencadenado y está desencadenando la oposición venezolana y que ha provocado una fuerte inflación especulativa. Extrayendo del mercado nacional los bienes producidos en Venezuela y mandandolos a Colombia, para después hacerlos reimportar “dolarizados” a Venezuela, se provocan efectos económicos desestabilizantes, debido, precisamente, a la consiguiente creación de un importante mercado negro del dolar y a la altísima inflación de precios de productos. El descontento suscitado de semejante guerra económica entre la población, además, dificulta el avance del proceso socialista en ciertos campos que son cruciales, como por ejemplo el campo productivo. El ejemplo sirve para entender que el alcance del objetivo final, o sea, la socialización de los medios de producción, requiere una duración larga e incierta. No únicamente a causa de los obstáculos económicos, sino que también debido a problemáticas de naturaleza diferente, como la dinámica de las relaciones de fuerza determinadas por una dura fase de lucha de clases en la cual la oposición oligarquica es el instrumento de intervención por parte del imperialismo.
No podemos hacer previsiones seguras a cerca de esto: en las fases de transición al socialismo persiste la lucha de clases, a menudo con conflictos duros y abiertos. El resultado, como la duración del proceso, su consolidación revolucionaria en fase avanzada y en clave socialista de la transición, dependen en buena parte de la capacidad de llevarla adelante en manera rigurosa, atenta, desarrollando tácticas inteligentes, siempre en función de la estrategia socialista y de las fuerzas reales de las subjetividades revolucionarias. Maduro en estos últimos meses ha actuado bien y, con la inclusión de las estructuras de poder popular, ha reaccionado en términos de poder de clase, poniendo atención no solo en la consolidación de las estructuras de empresas estatales, sociales, nacionalizadas o grannacionales, sino que trabajando con el fin de que aumentase el poder popular en el control de la producción y de la distribución. La victoria del PSUV en las últimas elecciones municipales del 8 de Diciembre, es fruto de este inteligente y articulado sendero, en su día tomado, que se ha revelado vencedor.

Y, ¿cómo de importante será para el frente antiimperialista, a parte de la lucha por el control popular, la lucha por la hegemonía cultural? Me refiero, en términos gramscianos, a la capacidad de las alianzas socialistas gobernantes de imponer una conciencia anticapitalista a nivel regional.
L.V. La cuestión de la hegemonía cultural es, y será, durante los próximos años de primaria importancia para la consolidación de los procesos revolucionarios de los países del ALBA. Continuando con el ejemplo de Venezuela, considero crucial el reforzamiento ideológico del Partido Socialista Unido de Venezuela y su transformación en un partido revolucionario “hasta el fondo”; es decir, con capacidad de exprimir dirigentes y un cuerpo militante preparado para afrontar las dinámicas, en ocasiones imprevistas y contradictorias del proceso revolucionario, dirigiéndolo cada vez más a un contexto de firme e irreversible caracterización socialista. Esto se traduce en formación y batalla cultural. Pero, existe otro concepto que tú, refiriéndote a Gramsci sacas: la cuestión del bloque histórico, que no el bloque social. El bloque social es un fronte de intereses entre sujetos de clase con necesidades e intereses socio-políticos similares; en cambio, el bloque histórico es la posibilidad de las alianzas de contexto para la consolidación de la transición en el proceso revolucionario.
Es en estos  ámbitos donde se van calibrando experiencias en otras partes del mundo que se inspiran en el proceso boivariano y, en general, en las propuestas y modalidades de los trayectos políticos y socio-económicos del ALBA. Como nuestra propuesta de construir un área euro-afro mediterránea con la participación de los movimientos socialistas, el sindicalismo de base y los comités de defensa de los bienes comunes.
Una alianza internacionalista entre movimientos sociales, obreros y del mundo del trabajo y del trabajo negado, que sea en grado de romper con la Unión Europea, saca al mismo tiempo la cuestión del bloque histórico. ¿Cuáles son las alianzas a llevar a cabo? Miremos hacia Italia: la precariedad, los inmigrantes, la clase obrera -entendida en sentido amplio como clase trabajora- son, sin lugar a dudas, los componentes sociales que más sufren la crisis económica. Pero, al mismo tiempo existe también una parte consistente de pequeña burguesía, de pequeños emprendedores, trabajadores autónomos de segunda y tercera generación, que sale triturada de la construcción del polo imperialista europeo, proyecto de la potente burguesía central del Viejo Continente. A la luz de todo esto, podemos afirmar que el desafío si que es económico, pero la cuestión de la hegemonía cultural, con todo aquello que abraza y comporta, es a día de hoy de primaria importancia política.
Luciano Vasapollo ha expuesto su propuesta para afrontar la crísis siestemática del capitalismo en un planfeto escrito con J. Arriola[10]y Rita Martufi “El despertar de los cerdos – PIIGS”. Editado por la Jaca Book en el 2011 y actualizada en el 2012, se ha convertido en un manifiesto político traducido al griego, al castellano y al portugués[11]. El libro presenta una cuidadosa descripción de una estrategia política para la periferia europea -en concreto para los PIIGS-, de ruptura con la Unión Europea y de construcción de un modelo alternativo de desarrollo compartido.
Profesor Vasapollo, ¿cuáles es vuestra tésis y vuestra propuesta para la elaboración de un proceso político en la periferia europea, que pueda consentir a las clases trabajadoras la emancipación de las condiciones de extrema explotacion en las que actualmente se versa?
L.V. El nuestro es un manifiesto propuesta que desde hace ya casi tres años está mediando en varios países europeos el debate y la iniciativa política de muchos movimientos sociales, de sindicatos conflictuales –como la USB en Italia-, de organizaciones políticas comunistas y anticapitalistas –como la Red de Comunistas- y de algunos centros sociales. Un debate sobre la ruptura con la Eurozona, contra la construcción y la consolidación del Europolo Imperialista. Abarca varios planteamientos, desde la ampliación de espacios participativos de decision democrática, no sólo en ámbito político, pasando por una mejora social conseguida a través de la redistribución de la riqueza. Hasta llegar a una necesaria planificación socio-económica, que permita un uso racional de los recursos naturales, pero también un nuevo uso de las innovaciones tecnológicas, orientadas al bienestar del pueblo y no al enriquecimiento de las élites. Nuestro análisis va más allá de la simple salida del Euro, propone además una serie de medidas de política económica a corto y medio plazo (como la reducción del horario de trabajo sin que ello implique disminución salarial y eliminando cualquier forma de precariedad, garantizando la renta social a los desocupados y el derecho a habitar con planes de edificación popular, invirtiendo en lo social y eliminando el despilfarro en obras inútiles como el TAV, recuperando recursos a partir del impago de la deuda y de la tasación de los capitales o desde  una seria lucha contra la evasión fiscal). Políticas sociales que pueden hacer que este proyecto sea factible, con campañas de lucha por una nueva acumulación de fuerzas de los movimientos de trabajo y de los trabajos negados, y a través de un fuerte protagonismo de las clases de abajo.
La convicción de fondo, de hecho, es que abandonar el euro si que es necesario, pero que para hacerlo tenemos la necesidad –toda política- de una alternativa radical de sistema, recorrible y realizable con programas tácticos, pero siempre con el horizonte estratégico de la transición al socialismo.
Una alternativa antisistema y de sistema social alternativo, porque afronta los recorridos de tentar las formas de hacer socialismo, que puede concretizarse, en primer lugar mediante la consulta a los países de la periferia mediterranea y, en segundo lugar, mediante un proceso político y económico sostenido por cuatro elementos/momentos, sin los cuales tal proceso podría resultar un desastre. En primer lugar, la determinación de una nueva moneda común,   libre (LIBERA)   de los vínculos comunitarios impuestos a la moneda Euro. Después, la reformulación de la deuda de la nueva Área Libre para el Intercambio Alternativo Solidario (ALIAS). Además, el rechazo y cancelación, al menos de una parte, de la deuda, empezando por la contraída con bancas y entidades financieras. Por último, la necesaria nacionalización de las bancas, acompañada de una estrecha regulación de la salida de capitales del Área y la también nacionalización de las empresas de los sectores estratégicos de la economía (transportes, energía, telecomunicaciones), reforzando el conjunto de bienes colectivos a total gratuidad y propiedad pública, como escuela, sanidad, universidad, pensiones, viviendas para quién tenga mayor dificultades económicas, formación, saber, etc.

¿Porqué vuestra voz choca y se distancia de las propuestas de reforma interna de la Unión Europea llevadas adelante por algunos sectores de la izquierda?, ¿No veis cómo factible un proceso reformista en Europa?, ¿Y qué relación diría que existe entre vuestra propuesta y el deterioro de la democracia que estamos viviendo en nuestros países?
L.V. En un contexto histórico y económico como el actual,  la verdadera utopía es creer en la posibilidad de resolver el problema de la pobreza y de la exclusión mediante la reforma del sistema capitalista. Todas las propuestas de regeneración del capitalismo –por ejemplo a través de un nuevo contrato social- representan solamente el proyecto de las clases medio-altas contra los intereses de la clase trabajadora -entendida en sentido amplio y que, por tanto, comprende también a los desocupados-, las miles formas de precariedad laboral y social, etc.
Estos sectores de la burguesía se mueven para recortar pensiones y derechos, recortan vida al nuevo bloque social proletario, y aspiran a la supervivencia de un capitalismo en grado de garantizar mayor extorsion de ganancias y rentas. O en el caso de otros sectores menos altos de la burguesía, a una mejora del nivel de consumo, excluyendo las más ínfimas formas de protección social universalista. Sus propuestas, de hecho, no aportan absolutamente nada para integrar a las masas explotadas o para eliminar el drama social de la desocupación, al contrario, lo empeoran con el clásico “mors tua vita mia”.
Es una realidad que se repite, cuando en el curso de la historia se ha conseguido poner límites a la explotación –aunque haya sido sólo con la mejora de las partes de clase media alta- se ha podido hacer únicamente, a base de la contratación y el empeoramiento de las clases subordinadas proletarias y en áreas muy limitadas del sistema, alimentando al mismo tiempo el sistema imperialista y los daños a otras periferias mundiales, donde se generaba una mayor explotación, capaz de compensar la reducción de las ganancias en el centro del sistema.  Además, en esta ocasión, han entrado en juego las principales potencias europeas, bancos, financieras, multinacionales, poderes fuertes. La burguesía central europea actúa para reforzar el Europolo imperialista y el área  del euro en la competición global con el imperialismo estadounidense, para rivalizar, no sólo comercialmente, sino que incluso en el ámbito monetario con el dólar.
Nuestra propuesta, en cambio, es una alianza entre países que se doten de un trayecto autodeterminado de democracia participativa, con espacios productivos y comerciales anticapitalistas, con modalidad de desarrollo autodetermiado que sustente también lo medioambiental, capaz de evitar y derrotar las despiadadas lógicas capitalistas, rompiendo la subordinación y la aceptación de los dictados neoliberales y antisociales de la troika, el BCE, el FMI y la Comisión de la Unión Europea.
Al inspirarnos en el ALBA latinoamericana, no decimos que tal modelo se pueda exportar, sino que nos referimos a las condiciones favorables que aportaría para emprender el proceso al que aspiramos, de construcción de un área de intercambio solidario, complementario, que tenga las piernas fuertes para recorrer trayectos hacia la transición socialista.

Debemos fijarnos en aquellos países que tienen características en común; complementarias, incluso, en sentido productivo, a la Europa mediterránea, al Este de Europa y al África mediterránea, y comprender que la única respuesta a la crisis de las clases explotadas es precisamente una alternativa política de sistema. Una alternativa completamente política que se oponga a la pérdida de la soberanía popular autodeterminada  y a los mecanismos de lento pero inexorable estrangulamiento impuesto por los bancos y por los poderes económicos de una nueva y potente burguesía central europea de mando alemán. Una travesía revolucionaria que sepa imponer con las luchas, con el objetivo del poder político de alternativa al sistema, la nacionalización de los puntos vitales para la economía nacional y al mismo tiempo que sea solidaria, complementaria con la posibilidad, también inmediata, de intercambios ajenos al mercado o de mercado alternativo no sujeto a las leyes de ganancia. Un proceso que sepa hacer frente incluso a la urgente necesidad de la sostenibilidad socio-ambiental.
Vuestro deseo como autores del libro –pero sobre todo como militantes intelectuales marxistas- es qué el análisis y las propuestas teóricas expuestas puedan servir a quien lucha en los movimientos sociales, en los sindicatos conflictuales e independientes de clase, en las organizaciones políticas, en el ámbito político cultural de corte marxista. Es decir, que éste panfleto/manifiesto político pueda contribuir a una más fuerte y consciente construcción del conflicto social a nivel transnacional, en un renovado internacionalismo de clase.
L.V. Lo que proponemos es un proceso revolucionario, un trayecto de clase para una alternativa a la evolución emprendida por el sistema capitalista mundial, que está conduciendo hacia un radical debilitamiento de los mecanismos democráticos y de participación social.
Si no pasamos de página decisivamente, no sólo la democracia participativa y de base, sino que la misma estructuración de los principios modernizadores evolutivos de la democracia burguesa continuará perdiendo su propia consistencia, su valor emancipador, para transformarse en un bucle social sin alternativa, como actualmente está ya sucediendo, a causa de una crisis del capital que no tiene marcha atrás. La evolución agresiva y rapaz del modelo de desarrollo capitalista nos ha conducido a una situación en la que las demandas democráticas aparecen como aspiraciones radicales. Crear nuevos instrumentos de conflicto capital-trabajo implica la necesidad de una mayor participación en las instancias democráticas construidas en la lucha, en el conflicto. Existe la urgencia de una recomposición de un bloque social amplio y fuerte, capaz de actuar en unas condiciones socio-económicas, en las cuales incluso las demandas de mayor democracia y participación se entenderán como conflictuales o antisistema.
Es el momento de poner en marcha una iniciativa político-económica desde abajo, para la construcción de un modelo productivo alternativo basado en la distribución del trabajo, de los ingresos y de la acumulación de capital. Y construirlo sobre una economía del valor de uso que pueda difundir y distribuir la riqueza social que la clase obrera realiza, que produce.
Solo así se puede llevar a cabo la construcción y la consolidación del sistema postcapitalista, iniciado en la transición socialista que nosotros hemos diseñado. Es crucial la participación democrática desde abajo –repito- no sólo en la vida política, sino que incluso en la económica y cultural.
Todo esto porque estamos firmemente convencidos que de esta crisis no se sale con irrealizables y anacrónicas propuesta económicas liberales, o keynesianas, por izquierdistas que puedan ser. El capitalismo junto a esta fase de desarrollo, o mejor dicho de regresión en la crisis sistemática, no tiene posibilidad alguna de ser reformada. De la crisis del capital se sale con política, con una nueva política revolucionara, que sitúe en el centro las necesidades del mundo del trabajo, del no-trabajo o del trabajo negado. Un trayecto con muchas etapas tácticas intermedias, largo pero siempre con la mira revolucionaria de hacer y construir el socialismo desde ahora. Permanece central la advertencia de la gran Rosa Luxemburgo “¡Socialismo o barbarie!”. Todo el resto son charlas inútiles y compatibles con la perpetuación de un sistema capitalista capaz de destruirse no sólo a sí mismo, sino que a la entera humanidad…
La escritura china del ideograma “crisis” está compuesto por dos signos: el primero representa el “peligro”, el segundo significa “oportunidad”. Las reflexiones de Vasapollo, Arriola y Martufi ofrecen las claves para comprender desde dónde viene ese gran peligro que la crisis representa para nosotros y, al mismo tiempo, sirven de instrumento para hacer de esta crisis una oportunidad para la construcción de una sociedad más justa, de libres e iguales.
Fuente: Marxismo Critico [x]
Notas:
[1] Luciano Vasapollo (1955), profesor de Metodos de Análisis de los Sistemas Económicos en la Universidad de Roma La Sapienza, Delegado del Rectorado para las Relaciones Internacionales con los Países del ALBA, es también profesor en la Universidad de La Habana (Cuba) y en la Universidad Hermanos Saíz Montes de Oca en Pinar del Río (Cuba). Director del Centro de Estudios CESTES y de las revistas PROTEO y NUESTRA AMÉRICA, obtuvo en el año 2011 el diploma y doctorado Honoris Causa en Ciencias Económicas otorgado por la Universidad Pinar del Río (Cuba). Así mismo es Miembro de honor del Consejo Académico del Centro de Estudios de Ministerio de Economía y Planificación de la República de Cuba y le fue asignada la Medalla de la Distinción Por la Cultura Nacional de la mano del Ministerio de Cultura del mismo país. Miembro distinguido del ANEC (Asociación Nacional de Economistas y Contadores de Cuba). Miembro pleno del Comité de Honor Científico de la SEPLA (Sociedad Latinoamericana de Economía Política y Pensamiento Crítico). Y Miembro Honorario Distinguido de la Sociedad Mexicana de Economía Política (SMEXEP). Vencedor del Concurso Internaciona de Ensayo Pensar a Contracorriente. Por último es autor o coautor de más de 50 libros, muchos de los cuales han sido traducidos a diversas lenguas en Europa, Estados Unidos y en América Latina.
[2] La expresión “Nuestra América”  deriva de un ensayo pubicado por Martí en el 1891, en el cual invitaba a los países de la America Meridional y del Caribe a unirse para la realización de una Gran Patria.
[3] Investigadora socio-economica, miembro del Comité Científico del Centro de Estudios CESTES y del Comité de Programación Científica de la revista PROTEO (revista cuatrimestral de análisis de las dinámicas económico-productivas y de políticas de trabajo) y de la revista NUESTRA AMÉRICA (revista cuatrimestral de análisis socio-político y cultural sobre América Latina) de las cuales es Redactora Jefe. Es miembro del Comité Científico y del Directivo Internacional del Laboratorio por la Critica Social Europea (LCS).
[4] Con la entrada de Bolivia, se añadirá al acrónimo ALBA la sigla TCP –Tratado de Comercio de los Pueblos-, a requerimiento de Evo Morales. El modelo comercial será antagonista a los Tratados de Libre Comercio ofrecidos por los Estados Unidos a los países del subcontinente, y será en el que se inspiren las reciones comerciales entre países del ALBA.
[5] La “no reciprocidad” establece que un país no tiene obligatoriamente que conceder o devolver en los mismos términos los acuerdos que le han sido concedidos por otros países.
[6] El “Tratamiento diferencial solidario” establece que, en la elección de las medidas comerciales que se aplicaran puedan ser consideradas las condiciones sociales de cada país en cuestión.
[7] Con el “comercio compensado” se hace referencia a la posibilidad concedida a países importadores de pagar una parte de la deuda asumida con la compensación de bienes y servicios.
[8] Podríamos describir la diferencia entre el concepto de Solidaridad y de Cáridad con las palabras del intelectual uruguayo Eduardo Galeano: “A diferencia de la solidaridad, que es horizontal y se ejerce de igual a igual, la caridad se practica de arriba hacia abajo, humila a quién la recibe y jamás altera ni un poquito las relaciones de poder”. Según Samora Moisés Machel (primer Presidente del Mozambique independiente 1975-19869 “la solidaridad, no es un acto de caridad, es un acto de unión entre aliados que combaten por los mismos objetivos en terrenos diferenciados”.
[9] En el ámbito productivo la búsqueda de ventajas cooperativas consiste en la promoción conjunta por parte de los Estados de algunas empresas orientadas a explotar los recursos materiales e inmateriales de un  país. Así, los puntos de fuerza de la economía de un país vienen valorizados y, sin limitar el desarrollo del país mismo, puestos al servicio de la necesidad de la subregión. Estas empresas consideradas estratégicas son, precisamente, las empresas Grannacionales. El concepto Grannacionales, a día de hoy, no implica la creación de una estructura sopranacional, sino que la definición conjunta de grandes líneas de acción política común. Las empresas Grannacionales, responden a la necesidad de superar las fronteras nacionales en la planificación del desarrollo productivo, y a su vez, de oponerse a la actividad de las multinacionales que favorecen los intereses de los grandes poderes económicos. Estas empresas son multi estatales, o lo que es lo mismo, son propiedad de varios Estados. A ellos es asignada una centralidad que consiste en la actividad de planificación, aguas arriba garantizando a las empresas el acceso a los recursos, y aguas abajo garantizando el acceso al consumo final o industrial al interno del mercado del ALBA.  En la fase de producción o distribución, trabajan incluso empresas mixtas de  naturaleza social, como las cooperativas y la unidad de producción social.
[10] Joaquin Arriola es profesor de Economía Política en la Universidad del País Vasco/EHU de Bilbao. Es miembro del comité científico de CESTES PROTEO.
[11] En Noviembre del 2013 fue publicado por la casa editorial “L’ideAle” una historieta libremente inspirada en el “Despertar de los cerdos – PIIGS”. En el libro, titulado “Vida de Pigs”, el colectivo “Briganti Sempre” ilustra y cuenta la historia de un joven cualquiera, que metafóricamente representa los dramas sociales causados a consecuencia de la crisis sistemática que estamos atravesando. Del curso de este iluminador cuento, se da a ver también la necesidad de un protagonismo colectivo en las luchas, que pueda proyectarse estratégicamente para la construcción, posiblemente dentro de Europa pero fuera de la Unión Europea, de un área de fuerte connotación solidaria.