Sicad II, un paso a la solución del problema cambiario en Venezuela

Mark Weisbrot
TeleSUR [x]

Todas las economías se enfrentan a importantes problemas estructurales y políticos. Sin embargo, ciertos problemas son más importantes y urgentes que otros en determinados momentos. En relación con Venezuela, desde hace cierto tiempo mantengo que el principal problema económico es el sistema cambiario. Un sistema de tipo de cambio fijo con devaluaciones periódicas tiende a ser más propenso a las crisis que otras modalidades cambiarias, en particular en un país como Venezuela, donde la inflación ha sido históricamente más alta que la de sus socios comerciales.


Hace apenas dos años, durante el primer trimestre del año 2012, el sistema cambiario no causaba crisis alguna. La economía crecía a un ritmo saludable junto a una inflación a la baja que alcanzó una tasa anual de 10,1 por ciento en el primer trimestre de ese año. No obstante, para finales del 2012 la inflación comenzó a repuntar, al igual que la tasa del dólar negro o paralelo, la cual pasó de 12 Bs por dólar en octubre de 2012 a un pico de 88 a finales de febrero del año en curso. Para muchos, parecía que Venezuela padecía un espiral “inflación-depreciación”; situación en la que la moneda nacional pierde valor con respecto al dólar, generando inflación que a su vez hace que la moneda se devalúe aún más, y así sucesivamente. En casos extremos, una tal espiral puede culminar en hiperinflación, y los detractores del Gobierno (incluyendo gran parte de los medios nacionales e internacionales) promovían la idea de que la economía iba precisamente en esa dirección.

Por supuesto, la hiperinflación nunca fue una verdadera amenaza -tampoco lo es ahora-, pero la relación entre el costo creciente del dólar negro y la tasa de inflación se convirtió en un problema serio. Afortunadamente, el 19 de febrero, el Gobierno anunció un nuevo sistema cambiario, el Sicad II, de modo de romper el ciclo inflación-depreciación. El 24 de marzo, los bancos y agentes privados comenzaron a vender dólares a una tasa fijada por el mercado a quien los quiera, logrando así la subcotización del mercado negro.

¿Funcionará el nuevo sistema cambiario? Por los momentos parece haber domado al mercado negro. Hubo una caída enorme en dicho mercado cuando se anunció el nuevo sistema: cayó de 87,91 Bs por dólar el 19 de febrero a una baja de 57,06 para el 21 de marzo. Desde entonces ha rebotado un poco y se encuentra actualmente en 66,39 (al 3 de abril). Podemos esperar fluctuaciones en el mercado negro debido a la especulación, mientras los participantes sacan cuentas de cómo el nuevo sistema afectará el precio del dólar “paralelo”. Pero sí parece haberse frenado la tendencia hacia el aumento del dólar negro durante el pasado año y medio. Aún más significativo ha sido que la tasa del Sicad II se ha mantenido estable, reduciéndose levemente de 51,86, el día que iniciaron las operaciones para ubicarse en 49,19 el 1° de abril.

Todavía es temprano para sacar conclusiones, pero hasta ahora el sistema Sicad II ha vivido un buen comienzo y probablemente logre alejar las operaciones cambiarias del mercado negro al colocar un disyuntor en el ciclo inflación-depreciación que presenciamos durante el pasado año y algo de este. Es importante tener en cuenta que parte del aumento en la tasa del mercado negro del pasado año fue impulsado por la especulación, incluyendo aquella gente que compraba dólares porque imaginaban que se trataba de una apuesta segura. Con el Sicad II, el Gobierno ha demostrado que el dólar puede tanto bajar como subir; también puede ser estabilizado, incluso dentro de un sistema basado en el mercado.

Existen analistas que aseguran que el Sicad II empeorará el problema inflacionario, lo cual es poco probable. Tal como lo señala Bank of America Merrill Lynch (Boaml) en su último informe sobre Venezuela del 21 de marzo, la mayoría de los precios ya están determinados por la tasa del mercado negro, y la tasa del Sicad II es bastante más baja que la del mercado negro. Aunque este último no sea tan grande, no hace falta que sea enorme para que influya en una gran cantidad de precios. Mientras exista suficiente demanda para que un proveedor que importe con dólares negros pueda cubrir sus costos, esto determinará el precio en los márgenes, y quienes tengan acceso a dólares más baratos obtendrán mayores ganancias.

El informe de Boaml también deja claro que Venezuela está muy lejos de algo que se asemeje a una crisis en la balanza de pagos. Según el informe, si se suman los activos líquidos y casi líquidos del Banco Central, Pdvsa y otros activos del Gobierno, la suma es de más de $50 mil millones, lo cual constituye una cantidad saludable de reservas con respecto a las importaciones de Venezuela. El informe estima que incluso las reservas de oro que se mantienen domésticamente -alrededor del 70 por ciento de las reservas del Banco Central-, pudieran ser convertidas en efectivo en un lapso de dos meses. Además, la deuda pública externa de Venezuela (Pdvsa incluida), como porcentaje del PIB se ubicó de modo estable en 27,6 por ciento del PIB entre 2012-2013, y su balanza por cuenta corriente mejoró a un tenor de 1,9 por ciento del PIB (durante el tercer trimestre del 2013). El sistema Sicad II también reducirá el déficit fiscal de Venezuela, al ofrecerle al Gobierno más bolívares por los dólares con que suministra este mercado.

A Boaml le parece increíble, en vista de estas cifras, que Venezuela esté pagando las más altas tasas de interés entre los mercados emergentes respecto a sus bonos soberanos denominados en dólares; varios puntos porcentuales por encima de Ucrania. En consecuencia, valoran estos bonos como una buena compra para los inversionistas en vista de su alto rendimiento y las pocas probabilidades de incumplimiento. Cuesta rebatir este análisis.

Sin duda Venezuela aún cuenta con una cantidad de problemas económicos importantes por solucionar, entre los cuales destacan el tema del desabastecimiento y la necesidad de reducir la inflación. Pero el país ha dado un paso importante en la dirección correcta en lo que concierne al tipo de cambio.


* Mark Weisbrot es codirector del Center for Economic and Policy Research, en Washington, D.C. También es presidente de la organización de política exterior Just Foreign Policy.