Bolivia. El pensamiento escurridizo de economistas neoliberales

María Nela Prada Tejada*
Alainet [x]

El pasado 22 de mayo, el economista Juan Antonio Morales, ex presidente del Banco Central del Bolivia durante el periodo neoliberal, escribió un artículo en un matutino paceño titulado “El crecimiento escurridizo”, en el que luego de reconocer que las buenas evaluaciones y proyecciones de nuestra economía no sólo provienen de economistas nacionales, sino también de instituciones financieras internacionales; señala que “como se ha partido de un PIB per cápita[1] y de un stock de capital per cápita[2] muy bajos, lograr un rápido aumento de ellos no es demasiado difícil, una vez que se han superado los problemas de financiamiento de la inversión”.
 
Lo primero que se puede advertir es que el mencionado economista parte del reconocimiento implícito de que los neoliberales nos dejaron un país prácticamente quebrado, y en eso no se equivoca. El año 2005 el Producto Interno Bruto (PIB) nominal[3] era de 9.525 millones de dólares, mientras que en 2013 alcanzó a 30.381 millones de dólares, por otro lado el PIB per cápita en 2005 era de 1.010 dólares, mientras que en 2013 fue de 2.757 dólares.
 
Ahora bien, si partiendo de esa crítica situación económica en 2005, “no es demasiado difícil” lograr un rápido aumento de esos indicadores como dice el economista Juan Antonio Morales, ¿por qué en veinte años el neoliberalismo no lo hizo si en 1986 partió con un PIB nominal de 4.663 millones de dólares y un PIB per cápita de 755 dólares? ¿Por qué en el pasado neoliberal no superaron los problemas de financiamiento de la inversión si de esa manera era tan sencillo mejorar los indicadores económicos?
 
La respuesta a estas preguntas suele ser repetida como una especie de libreto por la oposición, “los precios internacionales”, “el sonriente contexto internacional”, como lo denomina Juan Antonio Morales, discurso trillado que ya no se sostiene desde ningún punto de vista, pues queda claro que los resultados del Modelo Económico impulsado por el gobierno del Presidente Evo Morales, no se circunscriben únicamente a los precios internacionales de las materias primas, y cualquier economista serio lo reconocería.
 
Sin soberanía en la definición de nuestra política económica, sin nacionalización de nuestros recursos naturales estratégicos, sin la apropiación del excedente económico, sin las medidas de redistribución del ingreso, sin la dinamización de la demanda interna, sin las acciones orientas a la reducción de la pobreza y la desigualdad; hoy no tendríamos los resultados económicos y sociales que tenemos por muy sonriente contexto internacional que hubiese. Sólo por mencionar un ejemplo, el año 2009 producto de la crisis financiera internacional del capitalismo, hubo un desplome de precios, y sin embargo fuimos la economía que más creció en la región (3,4%), y esto fue gracias a una política de dinamización de la demanda interna, no gracias al libre mercado ni al “exportar o morir” al que apostó el neoliberalismo.
 
Posteriormente, el economista señala que “la situación boliviana no es única”, que “países que tenían condiciones iniciales de desarrollo muy bajas han venido creciendo a tasas muy altas”, y que “países africanos, sin recursos naturales, como Etiopía y Ruanda, han estado creciendo al 7% promedio en los últimos 10 años. Cuando tienen recursos naturales, como Nigeria y Angola, han estado creciendo a tasas todavía más altas”.
 
Sin embargo, lo que no menciona Juan Antonio Morales, es que el grado de desigualdad (Índice de Gini - IG) en Etiopía aumentó de 0,30 en 2005 a 0,34 en 2011; que en Nigeria la pobreza se incrementó de 83,08% en 2004 a 84,49% en 2010, y la desigualdad se elevó de 0,43 a 0,49 (IG) en el mismo periodo; mientras que en Angola la pobreza apenas se redujo de 70,21% en 2000 a 67,42% en 2009[4].
 
Tampoco menciona que la diferencia entre estos países y el nuestro, es que en Bolivia no sólo hemos tenido un crecimiento económico sostenido, alcanzando niveles históricos como el del año pasado de 6,8%, el más alto crecimiento de los último 38 años; sino que hemos logrado reducir la pobreza extrema de 38,2% en 2005 a 21,6 en 2012, y la desigualdad de 0,60 en 2005 a 0,47 en 2012 (IG), mientras que la relación de ingresos entre el 10% más rico y el 10% más pobre de la población, se redujo de 128 veces en 2005 a 46 veces en 2012[5]
 
En este sentido, cabe señalar que desde la perspectiva neoliberal es totalmente ponderable el crecimiento por el crecimiento, sin embargo ahora elhorizonte político-económico es otro, tal y como lo señala el Ministro de Economía y Finanzas Públicas, Luis Alberto Arce Catacora, cuando explica las bases del actual Modelo Económico, en el que se busca el crecimiento sostenido; pero acompañado de políticas orientadas a la erradicación de la pobreza y la desigualdad. Lamentablemente no podemos decir lo mismo de otros países, en los que se crece concentrando riqueza, sin sentido de justicia económica y social.
 
Por otro lado, Juan Antonio Morales, indica que hoy “el problema no está en el corto ni aún el mediano plazo, está en el largo plazo”, lo que llama profundamente la atención, pues es sabido que durante el neoliberalismo, lo último en lo que se pensaba era en el mediano y largo plazo. La planificación económica no existía, ya que todo se dejaba en manos del libre mercado y su “mano invisible”, y ahí sí podíamos afirmar que se estaba regresando a las modalidades de capitalismo salvaje, a las que hace mención Juan Antonio Morales, pues se abandonó toda política social y de redistribución del ingreso.
 
Es durante el gobierno del presidente Evo Morales que se retoma la planificación por parte del Estado pensando no sólo en el corto plazo, sino también en el mediano y largo plazo. Hoy tenemos una agenda para el país hasta el año 2025, y los jóvenes no tenemos el futuro secuestrado como sucedió durante el neoliberalismo.
 
En este sentido, es una pena que quienes fueron parte de gobiernos en los que se regaló  nuestras empresas públicas a transnacionales, hoy digan que “estamos agotando nuestra riqueza” en “inversiones en empresas públicas de dudosa rentabilidad, ferreterías, vistosas como el satélite”, cuando nunca invirtieron en la industrialización de nuestros recursos naturales, ni avanzaron en nuestra soberanía política, económica, y mucho menos tecnológica.
 
Asimismo, es una pena que a la Cumbre del G77 más China que se realizará los próximos días en la ciudad de Santa Cruz, el economista Juan Antonio Morales la llame “reunión de boy scouts del G77”, cuando es un encuentro internacional que concentrará a las más altas autoridades de 133 Estados, con el objetivo de abordar temas de gran importancia para los países en vías de desarrollo; y donde Bolivia, por primera vez en su historia, realizará propuestas al mundo en el marco de un horizonte político-civilizatorio alternativo al capitalismo.
 
Por lo tanto, el escurridizo no es el crecimiento, sino el pensamiento económico de algunos economistas que lamentablemente no tienen la honestidad intelectual que demanda el pueblo boliviano, para reconocer que el gobierno del presidente Evo Morales está haciendo lo que nunca antes se hizo por recuperar nuestra dignidad y cambiar la imagen de nuestro país en el contexto internacional, mejorando la calidad de vida de todas las bolivianas y bolivianos.
 
* María Nela Prada Tejada. Licenciada en Relaciones Internacionales, Diplomada en Gestión Pública Plurinacional y en Descolonización.

Notas:

[1] El Producto Interno Bruto per cápita es la relación que hay entre el PIB (Producto Interno Bruto) y la cantidad de habitantes de un país. Se obtiene a partir de la división del PIB entre la población.
[2] El stock de capital per cápita muestra la cantidad promedio de capital que recibe cada miembro de una economía.
[3] El Producto Interno Bruto nominal es una medida macroeconómica que expresa el valor monetario de la producción de bienes y servicios finales de un país durante un período determinado de tiempo (normalmente un año).
[4] Fuente: Banco Mundial
[5] Fuente: Instituto Nacional de Estadística (INE) y Unidad de Análisis de Políticas Sociales y Económicas (UDAPE)