Juan H. Vigueras, miembro del Comité de apoyo de ATTAC y analista crítico de la globalización fina: "Grecia o Irlanda son países más empobrecidos que antes de los rescates"

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Juan Hernández Vigueras es miembro del Comité de apoyo de Attac y analista crítico de la globalización financiera y los paraísos fiscales. Ha escrito, entre otros, el libro ’La Europa opaca de las finanzas’ (Icaria, 2008) y es autor del blog La cortina de humo de los gobiernos del G-20.
DIAGONAL: ¿Es posible un rescate a España? ¿Por qué?
JUAN HERNÁNDEZ VIGUERAS: Una agencia internacional privada de información financiera especializada, Euromoney, aseguraba recientemente que el mundo se ha vuelto aún más imprevisible en los últimos 12 meses, no solamente para la Eurozona sino para el Reino Unido o EEUU. Y añadía que las finanzas públicas de España, Bélgica e incluso Francia estaban bajo la lupa de los inversores internacionales.
Como nos enseña la experiencia reciente, cuando se trata de un país (gobierno, bancos y Cajas de ahorro, etc.) sobreendeudado en el exterior y en crisis económica como es el caso de España, el rescate es posible, aunque no sea previsible porque entrañaría graves riesgos para la misma moneda europea.
D.: ¿A quién beneficiaría el rescate? ¿Por qué?J.H.V.: Los rescates comentados tienen dos vertientes, la económica y la política. En estrictos términos económicos, es que no son gratis para el país supuestamente rescatado, como nos detalló la prensa en el caso de Grecia. Y tienen como principal finalidad garantizar la rentabilidad y devolución de las inversiones exteriores o préstamos recibidos.
Pero tienen también otra vertiente, que es el sometimiento político de un país al dictado de los mercados financieros, compeliéndole a la aplicación de las soluciones políticas que impone el consenso neoliberal imperante y que se resume en la idea de menos Estado y más mercado. Es decir, lograr la reducción del déficit público a base de reducir el gasto social (becas, pensiones y prestaciones sociales) y el aumento de los ingresos públicos, pero sin aumentar los impuestos a las rentas altas, sino con incrementos del IVA y la imposición sobre las nóminas.
Son las viejas recetas que el FMI aplicaba a los países en desarrollo cuando necesitaban préstamos y que ahora se aplican a los países más desarrollados, que se han endeudado con la crisis global o con el dinero barato de antes enterrado en inversiones irrecuperables. En el caso de España, se pretende ignorar que quien más debe al exterior son los bancos y las Cajas y no el gobierno.
D.: Los países rescatados ¿Están mejor o peor que antes del rescate? ¿Por qué?J.H.V.: La tremenda contradicción de los rescates en Europa es que pretenden que la economía crezca ahogando el crédito a las empresas y al consumo y anulando el papel promotor de actividad económica básica que compete a un Estado moderno y socialmente avanzado. Por el momento, Grecia, Irlanda o Portugal son ya países más injustos, más empobrecidos y con mayor desigualdad social que lo eran antes de los rescates. Y cuando se anuncien mejoras, éstas serán para la minoría favorecida por este modelo económico impuesto que esconde las desigualdades detrás de las cifras macroeconómicas. Pero la mayor pérdida de difícil reparación es la confianza en el sistema democrático y en los partidos políticos.
D.: ¿Qué soluciones hay? ¿Sería factible una salida ’a la islandesa’? 

El abanico de medidas es mucho más amplio del que se suele mencionar. Y en la UE, la amplia mayoría neoconservadora ha impuesto la salida neoliberal a ultranza. Es decir, que sean las fuerzas del mercado las que arreglen los problemas económicos y financieros, después de haber protegido a la banca frente al fracaso de sus negocios, en lugar de dejarles que fueran a la quiebra como corresponde a las empresas privadas que fracasan en una economía de libre mercado.
En el caso de las Cajas de ahorro españolas, el Gobierno debería exigir legalmente responsabilidades a los directivos por las inversiones no rentables realizadas con dinero del pequeño ahorro y por la corrupción enmascarada en algunos negocios inmobiliarios. La protección del ahorro no puede eximir de la exigencia de responsabilidad a los dirigentes de las oligarquías regionales. La recuperación de la actividad económica y la reducción del desempleo no pueden dejarse a la recuperación de los mercados. La reactivación pasa también por imponer la ética de la honradez y el trabajo bien hecho comenzando por quienes tienen responsabilidades públicas.
La salida a la islandesa, por lo pronto, ha supuesto la recuperación de la democracia afirmando la voluntad de la ciudadanía frente a la arbitrariedad del poder público siempre influido por los grandes bancos y el consenso neoliberal del entorno internacional. Yplanteando un reparto más equitativo de las cargas que se han derivado de la euforia financiera de la que participó todo el país en medio de la abundancia del dinero que llegaba del exterior.