Del mismo modo se atacó antes a Getulio, Jango y Lula

Tarso Genro
Carta Maior [x]


Es preciso alertar al pueblo brasileño de que lo que está sucediendo ya sucedió en otras oportunidades. Se produjo contra Getulio, contra Jango y contra Lula.



Grabé un vídeo el sábado pasado (día 10) que circuló ampliamente por todo el país e inclusive en el exterior y que se ha reproducido tres millones de veces. Voy a volver a hablar de los mismos temas para que la gente pueda dialogar sobre los temas políticos que está viviendo nuestro país. Mi planteo anterior que quiero reafirmar en esta charla es que estamos ante una conspiración política contra la democracia, ante un golpismo político.

No se trata del viejo tipo de golpe militar, de un golpe tradicional instrumentado por sectores políticos y del Estado contrarios a un gobierno. Se trata de atentar contra la eficacia democrática del proceso electoral, la más importante joya de nuestra Constitución de 1998. Para comprender la naturaleza de este golpe debemos remontarnos a los movimientos de junio de 2013 cuando los grandes medios capitaneados por “O Globo” elogiaron aquellas protestas y lanzaron su palabra de orden: El Gigante cedió, Brasil cedió como si en todo el período anterior no se hubiera hecho nada positivo en Brasil. Archivaron la revolución del 30, los gobiernos progresistas, la democracia y hasta los partidos mismos. Brasil se habría despertado de un largo sueño Un movimiento que terminó siendo instrumentado contra el Gobierno de la presidente Dilma.

Esto es tan cierto que cuando las manifestaciones comenzaron a atacar a los grandes medios manipuladores, el movimiento fue siendo desacreditado por los mismos medios que lo promovieron. Luego de ese proceso sucedió otro fenómeno, un ataque permanente, sistemático y brutal contra los partidos políticos, como si se pudiera hacer política sin partidos o como si dentro de los partidos, o dentro del clero, o dentro de la prensa, de la familia o de cualquier otra comunidad no existiera una parte corrupta, que no hace bien su trabajo o que solo se ocupa de sus propios intereses. Ese ataque sistemático a los partidos es un ataque al tejido democrático construido a partir de la constitución de 1988.

Acto seguido, ¿qué es lo que ahora veo? Una nueva forma de hacer política. Se inventó una candidatura, Marina Silva, una persona digna, que conozco, como si se tratase de una emergente del bien en Brasil. Esa candidatura se armó contra el Gobierno de la presidente Dilma, contra las conquistas de los partidos de izquierda, contra todas las conquistas sociales incorporadas por el Gobierno de Lula y la presidente Dilma.

Por detrás de todo eso está la necesidad de los grupos políticos-mediáticos, de los grupos conservadores de grandes empresarios que quieren realizar un ajuste en Brasil. Por eso la orden es desarmar la política, desarmar la fuerza de los partidos, derrotar a la presidente Dilma y terminar con los programas sociales que han establecido un equilibrio social en Brasil, que han posibilitado una vida mejor a entre 40 y 50 millones de personas, que han promovido un desarrollo integrado en el contexto de una economía global, en el que Brasil pasó a ser un sujeto protagónico y no un mero sujeto subalterno.

Actualmente esa conspiración política, dentro de la democracia y contra ella, está llegando a su término. El ataque cerrado que comenzó primero contra Petrobras, impulsado por un antiguo plan de privatizar la empresa por los “tucanos”diciendo que aquello era un nido de corrupción cuando en realidad los gobiernos que más combatieron a la corrupción fueron los nuestros. Yo que fui ministro de Justicia, puedo hablar de ese tema porque encabecé en este país, entre otras muchas funciones del ministerio una profunda reestructuración de la Policía Federal contra la corrupción y que luché inclusive en mi propio Estado, Río Grande do Sul. En aquella oportunidad esas acciones fueron atacadas por las mismas fuerzas conservadoras que están privilegiando ahora este ataque a la política, este ataque sistemático de los grandes medios, desequilibrando el proceso electoral.

Es preciso alertar al pueblo brasileño de lo que está sucediendo, algo que ya sucedió en otras oportunidades. Sucedió contra Getulio, contra Jango, anteriormente contra Juscelino, durante el proceso constituyente durante la primera elección del presidente Lula, cuando visitaban en su casa a las familias y les decían que les quitaría las casas una vez elegido. Se trata de una gran articulación política de la que tenemos que defendernos políticamente, concienciando al pueblo, revitalizando los preceptos constitucionales y demostrando que la elección es un debate político sobre programas y sobre el futuro y no un chantaje político sistemáticamente organizado para derrotar al otro candidato. Vamos a cerrar filas alrededor de la presidente Dilma.

La última novedad de ellos es la siguiente: sus candidatos dicen que no tienen partido, que no tienen pasado, que no quieren discutir sobre su relación con anteriores gobiernos ni de todos los males que acarrearon la población brasileña en su conjunto, a los trabajadores, a los empresarios que quieren invertir en la producción, a todos aquellos que construyen una vida mejor para todos. Vamos a unirnos, vamos a resistir, vamos a derrotar a esa conspiración política, a reelegir a la presidente Dilma, a reelegir a los candidatos que ella apoya en todo Brasil.

*Tarso Genro es el gobernador de Río Grande do Sul