Paz en Colombia y la injerencia de EEUU


hagel pinzon

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 En los últimos meses, el gobierno de Estados Unidos reforzó la presión sobre Colombia para redefinir su rol militarista en el marco de los Diálogos de Paz con las FARC. El propio Barack Obama se contactó con el presidente suramericano Juan Manuel Santos para que le rinda cuentas, y envió a su ministro de Defensa, Chuck Hagel, para hacer un seguimiento de los compromisos. Mientras discuten los nuevos lineamientos del Plan Colombia de cara a la etapa de “posconflicto”, Santos hizo un nuevo anuncio: sus fuerzas militares incrementarán la participación en las tropas bélicas de la ONU, dirigidas desde el Consejo de Seguridad maniobrado por la Casa Blanca y sus aliados de la OTAN.


En diversas oportunidades Juan Manuel Santos se vanaglorió de ser un “socio estratégico” de EEUU. Para reforzar la alianza, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Chuck Hagel, arribó a Colombia el jueves en el comienzo de su segunda gira del año por el continente americano -que también incluirá a Chile y Perú- y fue recibido por su homólogo local, Juan Carlos Pinzón.

Su agenda estará centrada en el proceso de Paz con las FARC. “El Presidente de EEUU reiteró absoluto respaldo al proceso de paz colombiano”, sostuvo el miércoles ante la prensa Juan Manuel Santos, al referirse a una conversación telefónica mantenida con su homólogo de la Casa Blanca. “Él quería saber cómo iba el proceso de paz. Le expliqué los avances, le expliqué los desafíos hacia el futuro. Y algo muy importante, que quiero agradecerle públicamente, es que me reiteró su respaldo absoluto al proceso de paz, esto es muy importante”, agregó.

Por su parte, el líder de la Casa Blanca prometió “un paquete de proyectos de colaboración” en la etapa de “posconflicto” con las FARC. Fue un planteo de reversión del Plan Colombia, iniciativa que significó la oficialización de la articulación político-militar de Colombia con los Estados Unidos – cuya mayor expresión fue la instalación de las siete bases militares. En el denominado posconflicto, también será clave la injerencia de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID).

No fue la primera presión que se hizo pública: un mes atrás el vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, le escribió una carta a Santos en la que le manifestó que Obama deseaba profundizar en los próximos meses la alianza entre los dos países. “Una Colombia próspera es un asunto de interés para la seguridad nacional de Estados Unidos”, sostuvo.

A su vez, días atrás, el jefe del Comando Sur de EEUU, general John Kelly, sostuvo ante la prensa internacional: “Si las FARC son inteligentes se darán cuenta de que ha llegado el momento de alcanzar un acuerdo (…) De lo contrario los colombianos irán tras ellos en represalia”. Como parte de una vieja estrategia guerrerista, el Pentágono busca situar en la organización guerrillera la responsabilidad de un posible fracaso en los Diálogos de Paz, pese a que fue el motor para que se inicien las negociaciones por la Paz con Justicia Social.

Kelly, “debe hacerle esa exigencia a su principal agente cubierto y encubierto en Colombia Álvaro Uribe Vélez, quien junto con la fuerza político militar conformada con el chorro de dólares que desde EEUU le llegan, está dedicado a destruir mediante todas las formas de lucha, la mesa de conversaciones de la Habana”, le respondió el medio colombiano ANNCOL.

Novedades en el frente

Por su parte, el presidente Barack Obama celebró la participación de militares colombianos en las tropas de Naciones Unidas, que se incrementará a medida “que se acabe el conflicto” con las FARC, explicó el embajador suramericano en Washington, Luis Carlos Villegas. El propio Santos se encargó de explicarlo en conferencia de prensa: “Ahí hay dos tipos de países, los países que financian estas misiones de paz y los países que ayudan con las tropas, con los soldados y policías. Y Colombia tiene como meta convertirse en un país que puede proporcionar fuerzas armadas, soldados y policías en esas misiones de paz hacia el futuro. Lógicamente que antes de que concluyamos nuestro conflicto armado interno, eso no va a ser posible”, citó el diario local El Tiempo.

Desde su participación en la Asamblea General de Naciones Unidas, EEUU comenzó a presionar a diversos países para que aportes fuerzas militares en los denominados Cascos Azules, medida que acató de inmediato el presidente de México, Enrique Peña Nieto.

Diálogo y garrote

Mientras se desarrollan los Diálogos de Paz, el ministro de defensa colombiano, Juan Carlos Pinzón, lidera los golpes guerreristas contra las FARC. En ese proceso, el gobierno de Estados Unidos cumple un rol clave: en paralelo a los programas imperialistas oficiales, EEUU desarrolló operaciones encubiertas a través del cual se asesinó a líderes de la organización guerrillera a partir de un  presupuesto derivado al Gobierno suramericano  que no forma parte del paquete oficial del “Plan Colombia”. Según un informe difundido por el periódico The Washington Post, la Agencia Central de Inteligencia (CIA) financió y ejecutó un fondo “negro” iniciado en el 2000 en la presidencia de George W. Bush y continuado hasta la actualidad.

En un principio, el programa se basaba en espionaje contra las organizaciones guerrilleras digitado desde la Agencia de Seguridad Nacional (NSA). A partir del año 2006, EEUU dotó a las fuerzas colombianas de tecnología bélica de alta precisión para asesinar en la selva, entre ellos a Raúl Reyes en el año 2008 en la frontera con Ecuador – miembro del Secretariado de las FARC-.