Otra prueba del algodón para Israel y Palestina

Eugenio García Gascón
Público [x]
La reunión de este lunes entre el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, y el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, servirá para aclarar la posición de Washington en cuanto al conflicto con los palestinos, algo que la Unión Europea también deberá hacer en los próximos días.
Estados Unidos e Israel intentarán este lunes en Roma coordinar sus posiciones con el fin de frenar las dos iniciativas internacionales sobre el conflicto entre Israel y los palestinos que estos días se discuten en Nueva York antes de presentarse al Consejo de Seguridad de la ONU en los próximos días.

El secretario de Estado, John Kerry, ha convocado de urgencia al primer ministro Benjamín Netanyahu con el objetivo de proponer una tercera opción cortada a la medida de Israel, que consiste en formular un vago llamamiento la reanudación de las negociaciones con los palestinos sin calendario ni objetivos específicos. En medios diplomáticos israelíes se señala que Kerry "pedirá permiso" a Netanyahu para defender su propuesta a costa de las propuestas de Francia y Jordania. Si Netanyahu le da el visto bueno, Kerry aguará la iniciativa de París presionando a los demás países europeos para que respalden su propuesta.

El proceso en marcha para desvirtuar la solución al conflicto está siendo transparente. Jordania lanzó la primera propuesta de la mano de los palestinos dando un plazo de dos años, que expiraría en noviembre de 2016, para que Israel abandone los territorios ocupados. Sin embargo, esta iniciativa cuenta con la oposición frontal de americanos y europeos. Esta vez le ha tocado a Francia desempeñar el papel de "mediador", de manera que París ha presentado una contrapropuesta más "moderada" que la jordana, que contempla un vago llamamiento para que israelíes y palestinos lleguen a un acuerdo bilateral en el plazo de 24 meses. El tercer paso lo está dando Estados Unidos con la idea de presentar una tercera propuesta todavía "más moderada" que la francesa y que gira entorno a una vaguedad absoluta. Pero incluso para dar este paso, Kerry necesita el visto bueno de Netanyahu, de ahí la reunión que hoy se celebra en Roma.

Es sintomático que el encuentro se celebre a petición de Kerry y no de Netanyahu. El primer ministro israelí permanece impertérrito ante las iniciativas de Jordania y Francia puesto que confía en que Estados Unidos vete, de oficio y una vez más, cualquiera de ellas en el mismo momento que lleguen a la mesa del Consejo de Seguridad. Durante la reunión del consejo de ministros de ayer, Netanyahu se mostró tajante: las iniciativas "traerán terroristas islámicos a los suburbios de Tel Aviv y al corazón de Jerusalén. No lo permitiremos. Vamos a rechazarlo con fuerza y responsabilidad. Que no haya ninguna duda, (estas propuestas) van a rechazarse".

El argumento que usan los americanos delante de sus socios europeos es que "el momento no es oportuno" debido a reciente disolución de la Kneset y la convocatoria de las elecciones israelíes para el 17 de marzo. En estas circunstancias, dicen los americanos, una resolución podría jugar a favor de Netanyahu que se presentaría ante el electorado como el único capaz de salvar a Israel de la presión internacional.

En medios diplomáticos israelíes se señala que Netanyahu expondrá hoy a Kerry de una manera clara que "Israel no acepta iniciativas unilaterales". Netanyahu confía en que de una manera u otra las resoluciones sean vetadas o estén tan aguadas que no sirvan para nada y esto le permita seguir expandiendo sus colonias en los territorios ocupados.Los palestinos, por su parte, están persuadidos de que la reciente convocatoria electoral israelí, cuando ni siquiera había corrido la mitad de la legislatura, no se debe a cuestiones internas, como aduce Netanyahu, sino al deseo de abortar las iniciativas de Jordania y Francia en el Consejo de Seguridad.Tal como están las cosas la cuestión depende en gran parte de la actitud que adopten los europeos, si quieren o no seguir adelante con el juego que ha permitido que la situación llegue a un punto en que la resolución del conflicto parece impracticable debido a la expansión colonial israelí.

Netanyahu cree que las dos posibilidades juegan a su favor. Si Estados Unidos veta las resoluciones puede argumentar que ha sido gracias a su política de no hacer ninguna concesión a los palestinos. Y si alguna de las resoluciones tira adelante, por muy aguada que esté, podrá argumentar que solo él es capaz de salvar a Israel. La actual coyuntura va a permitir que se aplique otra vez la prueba del algodón, tanto para Netanyahu como para el presidente Mahmud Abás. En el caso de Netanyahu es evidente que la prueba del algodón mostrará que Israel no tiene la menor intención de resolver el conflicto y que está satisfecha con el status quo que le permite consolidar la ocupación. En el caso de Abás, esta prueba llega una década después de que asumiera el poder y servirá para ver si realmente está a favor de la resolución del conflicto o es una pieza clave en el sistema de la ocupación, como le reprochan muchos palestinos.

Si Abás fracasa difícilmente podrá sostenerse durante mucho más tiempo pues quedará claro que la política que ha aplicado durante la última década no solo no ha dado ningún resultado sino que ha obrado en detrimento de los intereses palestinos.