¿Al fin Licio Gelli en la Casa Rosada?



Víctor Ego Ducro
Apegeba [x]
Un secuestro y la trama de los Macri con la Fiat y otras empresas con las mafias de la P-2, López Rega y la dictadura. ¿Una radiografía que explica por qué el gobierno de Cambiemos es una suerte de club de amigos empresarios y ejecutivos dedicados a hacer buenos negocios? La cara más descarnada de la acometida neoliberal.
El 13 de octubre pasado, La Izquierda Diario (Ver nota) afirmó respecto del secuestro del que fuera víctima Mauricio Macri el 24 de agosto del ’91: “el periodista Gustavo Carabajal publicó una investigación sobre el secuestro de Macri en el diario La Nación, en septiembre del 2001. En el artículo aseguraba que había intentado indagar en el entorno del ahora (presidente) sobre los pormenores del hecho y que todos los interlocutores repitieron lo mismo: de ese tema no se habla (…)”. La Izquierda Diario sigue: “’para entender en qué asuntitos anduvimos, tendrían que saber que yo trabajé en las brigadas de Seguridad Federal, a cargo del ‘Turco’ Ahmed y del ‘Poroto Alfredo Vidal, en la época de la denominada guerra sucia’, explicó ante el juez el ex suboficial Miguel Angel ‘Jopo’ Ramírez. Con toda naturalidad comentó el esquema de ‘la banda de los comisarios’, que planeaba secuestros en dependencias policiales, se nutría de oficiales y suboficiales entrenados en la represión (de la dictadura) y fue responsable de los secuestros de Karina Werthein (14 de junio del ’78), Rudi Apstein (7 de noviembre del ’79), Julio Dudoc (19 de noviembre del mismo año y cuyo cuerpo jamás fue encontrado), Sergio Meller (13 de noviembre del ’84) y del propio Mauricio Macri (…). En el mes de noviembre de 1991, Macri fue llevado nuevamente a la avenida Garay 2882 para hacer el reconocimiento del lugar donde unos meses antes había estado secuestrado. Cuando estalló en llanto por el shock, recibió el consuelo de un hombre de confianza: el comisario Jorge ‘El Fino’ Palacios”.

El 15 de marzo de 2010, el diario Página 12 publicaba las siguientes declaraciones de Gabriela Cerutti: “La historia del grupo Macri es como Fiat en Italia: las decisiones del Estado muchas veces tienen que ver con lo que necesita la empresa en diferentes momentos (…). El primer cambio de los Macri empezó a fines del ’60, cuando de una pequeña empresa constructora se asocian con la empresa constructora de la Fiat en Argentina y a partir de ahí con el gobierno de Onganía. La relación con el entonces secretario de Industria y Energía les permitió empezar a quedarse con todas las grandes obras: Atucha, centrales eléctricas e hidroeléctricas, ahora millonarias. A comienzos de los ’70, tenían un rol más bien de lobbistas pero sin hacerle asco a nada. ‘Los empresarios tienen que ser oficialistas’, decía Franco Macri y se sentaban con López Rega para quedarse con la construcción de un plan de vivienda y le regalaron un mausoleo que quería para Olivos. Todo en medio de una trama de negocios en la que están involucrados con la Logia P2 (…)” (Ver nota).

En marzo de 2012, el portal Sur y Sur (Ver notapublicó un texto de Horacio Verbitsky, en el que el periodista afirmó: “a treinta años de la invasión a las islas Malvinas dispuesta por la Junta Militar y la guerra con que Gran Bretaña recuperó su posesión, quedan aspectos oscuros que no se conocen o que han sido esclarecidos en forma parcial. Uno de ellos es la intervención de la Logia P-2, de los hermanos Franco y Tonino Macrì, de la FIAT y de la Techint para obtener armamentos de última generación pese al bloqueo británico y las condiciones económicas de ese aporte, que incluyeron la concesión de los subterráneos porteños a empresas italianas. Franco y Tonino son los padres respectivos de los actuales jefes de gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y de Vicente López, Maurizio y Jorge Macrì. Esta es así la prehistoria de un tema de estricta actualidad cuando se conmemoran las tres décadas de aquel conflicto. La nueva generación de los Macrì encabeza la principal alternativa al kirchnerismo, mientras la FIAT y la Techint resisten como pueden la política económica que, sin embargo, les ha permitido obtener ganancias extraordinarias (…).Cristiano Rattazzi Agnelli ha parado varias veces la producción de FIAT alegando falta de piezas importadas. Paolo Rocca presionó en forma desembozada por una devaluación del peso y se resistió todo lo que pudo a la reinversión de utilidades en el país, en lo que fue un caso testigo sobre la voluntad política del gobierno por disciplinar a las mayores empresas (…). La historia de la conexión italiana fue descubierta de pura casualidad por el juez de Trento Carlo Palermo. Durante un allanamiento en su investigación sobre tráfico de armas y drogas por parte de la P-2, Palermo encontró documentos sobre un acuerdo entre Italia y la Argentina: si la dictadura podía comprar los misiles habría buenos negocios para empresas italianas en Buenos Aires. Según esa documentación, intervenían en ese trato el secretario general del Partido Socialista italiano, Bettino Craxi, el gran maestre de la P-2, Licio Gelli, el banquero del Vaticano y de la mafia Roberto Calvi, los empresarios ítalo-argentinos Franco y Tonino Macrì y Gaio Gradenigo, un torturador de las milicias fascistas de la República de Saló fugado a la Argentina para eludir una condena de los aliados. Una carta, enviada por el representante en la Argentina de Craxi decía que los hermanos Macrì “representan aquí los intereses de la FIAT”. La Logia P-2, fundada por Gelli, tuvo entre sus integrantes a altos funcionarios de los gobiernos de Juan Perón, Raúl Lastiri e Isabel Martínez, como José López Rega, y a varios altos jefes de la dictadura militar que los desalojó del poder, como los generales Carlos Suárez Mason y Luis Alberto Betti, los almirantes Emilio Eduardo Massera y Juan Questa y el capitán de Navío Carlos Alberto Corti. En 1973 un colaborador de Gelli en la P-2, Giancarlo Elia Valori, puso en contacto a Massera con Juan Perón, quien le ofreció la comandancia general de la Armada. Menos conocido es que quien presentó a Valori con Massera fue el vicepresidente del directorio del diario Clarín, Horacio Rioja”.

Por su parte, la publicación Magazine Fuga, en su número 205, recuerda que Cristiano Ratazzi “es descendiente de la poderosa familia Agnelli, creadora del imperio Fiat en el mundo”. Respecto de su relación con Franco Macri, Rattazzi decía: “es sumamente cordial. Amigotes en lo social, colegas en lo profesional”.

Los recuerdos y la citas sirven para esclarecer que para nada debe resultar novedosa la forma en el que el gobierno de Macri se propone desguazar al país a favor de sus amigos empresarios, muchos de ellos en el gabinete nacional, y tal vez también para seguir preguntándose si aquel secuestro del ’91 no formó parte de “los encuentros y desencuentros” entre la Fiat y su gente, los Macri y la P-2 de Licio Gelli, quien post mortem parece haber cumplido su anhelado objetivo: sentarse en la Casa Rosada.

(*) El autor es doctor en Comunicación por la UNLP, profesor titular de Historia del Siglo XX en la Facultad de Periodismo de la misma Universidad, periodista y escritor. Es el director de AgePeBA.