México ante el 20 de enero de 2017

Joel Padrón González*

Según comentan muchos, este viernes 20 del presente mes de enero de 2017 que comienza, cuando el nuevo presidente de la potencia del norte asuma el poder para el que fue elegido con sorpresa, marcará el comienzo de un cambio preocupante en el sistema de relaciones entre las naciones del mundo, debido a los caprichos y condicionamientos políticos y económicos que está anunciando e imponiendo a todos los pueblos dicho presidente, empezando por nuestro México.

Ahora alega el señor Donald Trump que los de abajo hemos abusado de la gran potencia del norte, y advierte que este abuso se nos cobrará sin remedio, así como pretende hacerlo con su muro. Sabemos muy bien que la realidad es otra. Es el imperialismo el que ha abusado siempre de nosotros y de todos los pueblos de la periferia. Este señor revive en forma nueva la fábula del lobo y el cordero. El lobo, que para justificar su plan de devorar al cordero que bebe río abajo, le reclama por qué le enturbia el agua cuando éste bebe río arriba. Así es la voracidad insaciable del imperio.

Nada hará cambiar el plan bélico de este presidente electo. Reafirma con descaro sus declaraciones de humillación y agravio. Así seguirá gritando en contra nuestra todo tipo de amenazas que le dicten desde arriba.

Ante esta nueva realidad, lo más importante para nosotros es que esta política agresiva ha venido a acelerar la hora de México. A nosotros, mexicanas y mexicanos, nos toca responder con firmeza y dignidad a la humillación de tantas ofensas y amenazas. Tenemos que decir no a la terquedad de su muro, no a las deportaciones masivas de nuestros connacionales como supuestos delincuentes, no a la intervención arbitraria a sus remesas ganadas con derecho, no a los condicionamientos políticos y económicos que intenta imponernos lesionando nuestra soberanía y la de todos los pueblos.

Sobre todo, hay que decir que es la hora de prepararnos y decidirnos a construir nosotros, lo que ya dijimos, el sueño mexicano de justicia, de vida verdadera y dignidad para todos. Esto es posible, porque tenemos lo necesario para lograrlo. Como dijo uno de nuestros grandes héroes de la historia, tenemos lo mero principal.

El jueves 5 de este mes de enero se nos hizo una seria invitación desde la residencia de Los Pinos: defender la independencia, la soberanía y la libertad que hemos conquistado a través de la historia, afirmándonos también que la dignidad y el derecho de México no se negocian. Este es el compromiso ineludible de todas las mexicanas y mexicanos.

En este contexto se inscribe lo que significa el regreso misterioso a la alta política del país de quien será, en adelante, el nuevo titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores.

No sabemos si ha sido un error político, o parte de un plan ya predeterminado, haber elegido para desempeñar un cargo de suma trascendencia para la vida del país en esta hora, a un mexicano que confiesa no saber de diplomacia, ni qué es Relaciones Exteriores. Pero esta supuesta ignorancia se salva cuando dice: Vengo a aprender.

Para esto, debe leer nuevamente las páginas de nuestra historia. Recordará los altos principios de política exterior que ha guiado la relación y la solidaridad de nuestro país con los pueblos del mundo: Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz. Y el principio de la no intervención, que consagra el derecho de soberanía de todos los pueblos. O sea, que ningún país, por poderoso que este sea, puede intervenir en la vida y decisiones de cualquier país, por pequeño que este sea. Sí, el principio de subsidiariedad, obligación que tienen los países grandes de apoyar a los países pequeños, pero nunca como derecho de sumisión. Esto le exige a todo canciller a no actuar ni aceptar ningún tipo de intervención, venga esta de donde venga. Esta es su misión.

Será muy importante también que dirija su mirada hacia los pueblos originarios de México. En ellos encontrará sus ansias de justicia y esperanza, y también su palabra sabia y verdadera que le enseñarán qué hacer.

Los pueblos originarios del sureste mexicano, dijeron, en su momento al señor presidente en turno: Sr. presidente, su Plan Puebla Panamá no pasará por nuestro territorio libre. Y no pasó. Ahora están diciendo a los responsables del Plan Mérida: Los intereses capitalistas y los condicionamientos políticos del dicho Plan, tampoco pasarán por nuestro territorio de justicia y libertad”, porque lesionan la soberanía de nuestro país.

Con esto, nos recuerdan también que nuestra frontera sur no es, por nada, frontera de la potencia del norte. Es, más bien, la puerta grande que nos hermana en libertad con todos los pueblos latinoamericanos y con los pueblos del mundo.

Ante la amenaza aterradora que se nos anuncia como una historia negra que comenzará el próximo 20 de enero de este año 2017, nosotros, mexicanas y mexicanos, debemos comenzar la construcción del sueño mexicano. Hagámoslo. Podemos lograrlo.

*Párroco de San Andrés Apóstol y presidente de Jtatic Samuel, por una sociedad más justa AC