El último milagro de Federico
Por Rodolfo Alonso * para Pagina 12 Publicado el 1 de diciembre de 2017 Federico García Lorca visitó Buenos Aires en 1933 y 1934, especialmente invitado después del gran éxito con que lo precedió Bodas de sangre, y la recepción fue apoteósica. El hijo de Fuentevaqueros sedujo con su duende (que no era otra cosa que gracia, donaire e inteligencia), a todo aquel que se le puso delante. Y hay quien afirma que, siendo considerada en aquellos tiempos Buenos Aires como la más importante capital de lengua castellana, Federico vino aquí precisamente a consagrarse.